El número de personas con demencia en todo el mundo podría aumentar más de tres veces para el año 2050, según revela un nuevo informe europeo. En la actualidad, se estima que cerca de 44 millones de personas padecen la enfermedad. El informe “The Global Impact of Dementia 2013-2050”, de la entidad Alzheimer’s Disease International (ADI), anticipa que esta cifra alcance los 76 millones para el año 2030 y los 135 millones para el 2050.
Por ahora, el número previsto de personas con demencia en 2050 se encuentra un 17% por encima de lo que el ADI estimó en el Informe mundial sobre el Alzheimer de 2009. El nuevo documento, preliminar y que se presentará definitivamente en la próxima Cumbre del G8 sobre la demencia en Londres (Inglaterra), también hace una previsión de un cambio en la distribución de los casos de demencia, desde los países más ricos hasta los de ingresos medios y bajos. Se estima que en el 2050 el 71% de las personas con demencia vivirán en los países de ingresos medios y bajos, según los expertos.
ADI pretende utilizar la oportunidad de esta próxima cumbre para subrayar la necesidad de que los planes nacionales relacionados con la demencia promuevan la intervención y el diagnóstico precoces de la afección. La entidad también afirma que, si bien la financiación para la investigación es crucial, la prestación de una atención de calidad y el apoyo a los cuidadores sigue siendo igual de importante. Asimismo, se debería debería poner el mismo énfasis en la legislación, el servicio de atención de la salud y social y en el desarrollo del sistema de salud, según el informe.
Al respecto, en el comunicado de prensa de la entidad, Marc Wortmann, director ejecutivo de ADI, declara que “en la víspera de la Cumbre del G8 sobre la demencia […] no sólo están los países del G8, sino todos los países, que han de comprometerse con un aumento sostenido en la investigación sobre la demencia“. En el comunicado se añade que la ausencia de políticas públicas sobre la demencia hace que, desgraciadamente, los gobiernos no estén preparados para la epidemia de demencia, y hay una urgente necesidad de un plan de acción colaboradora y global para los gobiernos, las industrias y las organizaciones sin ánimo de lucro como las asociaciones de Alzheimer.
Alzheimer, la forma más común de demencia
La demencia es un proceso de muerte neuronal lento y progresivo que provoca pérdida de memoria y confusión y que se agrava con el tiempo. Generalmente ocurre en edades avanzadas, y es poco común en personas menores de 60 años. Los síntomas abarcan dificultad con muchas áreas de la función mental como el lenguaje, la memoria, la percepción, el comportamiento emocional o la personalidad, y las habilidades cognitivas (cálculo, pensamiento abstracto o capacidad de discernimiento, entre otros aspectos).
Hablar de demencia es casi hablar de Alzheimer, puesto que es la forma más común en la que ésta se presenta. De hecho, supone entre un 50% y un 70% de todos los casos de demencia. Actualmente el Alzheimer no tiene cura y tiene pocos tratamientos efectivos.
¿Frenar la demencia a través de la dieta?
Se ha investigado mucho sobre la demencia y sobre aquellos hábitos tempranos que pueden retrasarla e incluso protegernos de su aparición: ser bilingües, mantener una buena salud dental, hacer deporte o, y uno de los aspectos más estudiados, seguir dietas específicas que ayuden a frenar la enfermedad a través de la alimentación.
En concreto, un proyecto de investigación europeo está logrando progresos importantes en este sentido. Puesto en marcha en 2008 y financiado con fondos europeos y bajo el nombre LIPIDIDIET, está desarrollando una dieta lipídica que podría retrasar o prevenir la aparición del Alzheimer y de otras demencias. Una dieta de este tipo, basada por ejemplo en lípidos omega-3, también contribuiría a mantener la función cognitiva normal durante el proceso de envejecimiento y reducir el riesgo de padecer afecciones cerebrovasculares.
Fuente | Alzheimer’s Disease International, Cordis