Una nueva investigación publicada recientemente en el jorunal Diabetelogia, la revista de la Asociación Europea para el Estudio de la Diabetes (EASD), concluye que tanto la dieta mediterránea como las dietas con una carga glucémica (CG) baja podrían reducir la incidencia de diabetes tipo 2.
Los investigadores se han basado en los datos del estudio de Investigación Prospectiva Europea sobre Cáncer y Nutrición (EPIC), en el que se ha seguido, de media, más de 11 años a un total de 22.295 participantes. De todos ellos, hubo hasta 2.330 casos reportados de diabetes tipo 2. Para evaluar los hábitos alimentarios, los participantes completaron un cuestionario de frecuencia de consumo de alimentos semi-cuantitativo. Según los alimentos consumidos, los investigadores daban una determinada puntuación basados en una escala de dieta mediterránea de 10 puntos. De esta misma forma han tratado de medir la CG de la dieta de los sujetos estudiados
Los resultados señalan que las personas con una mayor adherencia a la dieta mediterránea (con una puntuación de más de 6 en la escala) presentaban un 12% menos de probabilidad de desarrollar diabetes que aquellos que se adherían menos. Por otro lado, que los sujetos con una mayor CG en su dieta eran 21% más propensos a desarrollar diabetes que los que seguían una dieta con baja CG. Y por último se destaca que combinar una buena adherencia a la dieta mediterránea al mismo tiempo que se sigue un alimentación con baja CG, (es decir, dar prioridad a grasas procedentes de aceite de oliva, frutos secos, pescados y disminuir la cantidad de alimentos ricos en hidratos de carbono) disminuye un 20% las probabilidades de desarrollar diabetes tipo 2.
“Un dieta con una alta CG conduce a un rápido aumento en los niveles de glucosa e insulina en sangre. Un aumento crónico de los niveles de insulina, puede acabar produciendo la insuficiencia de las células β de páncreas y, como consecuencia, se altera la tolerancia a la glucosa ” señalan los autores en su estudio.
Aunque los resultados de esta investigación siguen la línea de otros estudios como el de Barclav et al, en 2008, que relacionan una alimentación con alta CG con aumento de la incidencia de diabetes, no está de más recordar que su metodología sigue presentando las limitaciones típicas de este tipo de estudios: son observacionales y sus conclusiones se basan en cuestionarios rellenados por los participantes (en los que, en muchas ocasiones, no se refleja la realidad de lo que el sujeto consume ni en las cantidades aproximadas que señala)
Vía| Eurekalert!
Imagen| finedininglovers