No es la primera vez que hablamos de las bondades de los venenos como medicamento en Medciencia. Hace poco os contó mi compañera Marina como las caracolas venenosas pueden ser usadas contra el dolor crónico por ejemplo, pero hoy el tema estará más relacionado con el cáncer, y con plantas. Concretamente os hablaré de una planta mediterránea llamada Thapsia garganica, una mala hierba mediterránea cuyo producto es un tóxico, pero que ha podido ser modificado para matar a las células cancerosas.
En unos estudios de laboratorio realizados en el Kimmel Cancer Center del Johns Hopkins Hospital, de EE.UU (para los que no lo conozcáis, este es el mejor hospital del mundo), junto a sus colegas de Dinamarca, y publicado en la revista Science Traslational Medicine, se ha demostrado que el producto tóxico de esta planta puede ser modificado, transformándolo químicamente en una droga llamada G202.
La G202 fue usada en ratones humanizados que tenían tumor de próstata. Según los estudios, en tres días redujeron los tumores de los ratones, los cuales crecen un promedio de un 50% cada 30 días (es decir, que en 2 meses ya son el doble de grandes que al principio). Estos resultados han superado incluso al Docetaxel, un medicamento de quimioterapia que se usa actualmente en este tipo de cáncer, y que también es eficaz contra el cáncer de mama, de riñón o de vejiga.
Para más curiosidades, la droga de la planta Thapsia garganica se llama thapsigargin, y en la época de la antigua Grecia ya se conocía su poder tóxico. Es más, en las caravanas árabes era conocida como la “zanahoria de la muerte”, porque mataba a los camellos que se la comían.
Según el autor principal del estudio, Samuel Denmeade, profesor de oncología, urología, farmacología y ciencias moleculares del Johns Hopkins:
“Nuestro objetivo era tratar de rediseñar este producto natural de una planta muy tóxica convirtiéndolo en una droga capaz de tratar el cáncer humano. Hemos logrado esto creando un formato que requiere la modificación de las células para liberar el fármaco activo”.
Lo más curioso del asunto es la forma de funcionar de este nuevo fármaco, la G202, ya que funciona como una granada de mano con una anilla. La droga se inyecta y viaja por el torrente sanguíneo sin afectar a las células sanas ni a los tejidos. Pero, una vez llega a los tumores cancerosos, una proteína producida por el tumor (en el caso del estudio, el PSA o antígeno prostático específico) “tira de la anilla”, liberando así los agentes destructores de las células de la droga en el tumor y los vasos sanguíneos de este, así como en las células vecinas. Concretamente, la G202 bloquea la función de otra proteína (la bomba SERCA), responsable de la supervivencia celular del tumor.
Como nos cuenta John Isaacs, profesor de oncología, urología e ingeniería química y biomédica de la Universidad Johns Hopkins:
“Lo más emocionante es que el mismo cáncer activa su propia muerte”
Actualmente las investigaciones ya están en fase II (esto ya es un estudio más avanzado, pues los ensayos clínicos tienen solo tres fases). En la fase I los médicos del Johns Hopkins evaluaron la seguridad de la droga con 29 pacientes que sufrían un cáncer avanzado. Posteriormente, tanto la Universidad Johns Hopkins como la Universidad de Wisconsin y la Universidad de Texas – San Antonio están participando en el estudio de fase II. Está previsto el estudio en cáncer de próstata y de hígado.
Vía: Futurity.