Probablemente la frase más pronunciada por los padres actuales es algo así: ‘Los niños de ahora pasan demasiado tiempo con la maquinita y no salen a la calle’. El repertorio de actividades que nos ofrecen las nuevas tecnologías está sustituyendo poco a poco los clásicos con los que podíamos jugar en las calles. Por suerte, las dotes sociales se mantienen, también podemos hacer amigos en la red y la imaginación y creatividad también encuentran su lugar.
Pero, las horas que pasamos en frente de la televisión, el ordenador o incluso mirando al móvil, pueden pasarnos factura a todas las edades, y en especial en la niñez. Un nuevo estudio del Queensland University of Technology ha encontrado que la exposición a la luz está relacionada con el peso de los niños.
El astro sol controlando nuestro peso
Los investigadores Cassandra Pattinson, Simon Smith, Alicia Allan, Sally Staton y Karen Thorpe realizaron el estudio con niños de entre 3 y 5 años de 6 centros distintos. Para empezar, cuantificaron las horas de sueño, la actividad y exposición al sol, junto a su peso y altura para calcular el índice de masa corporal, y realizaron un seguimiento hasta 12 meses después.
Lo primero que encontraron, fue que de forma independiente a la actividad física que realizará cada niño, aquellos que se exponían más a la luz solar poseían un índice de masa corporal mayor que los que se exponían menos.
Y no solo eso, durante el seguimiento se pudo detectar el papel significativo de la luz en la progresión del índice de masa corporal.
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Que no sirva de pretexto el estudio, pues la causa que aumentan cada año estas cifras están detrás de la falta de actividad física y la gran cantidad de comida basura en la dieta de los niños. Además, entre las fuentes de luz que considera el estudio está la famosa luz azul y las luces artificiales que tablets, ordenadores y móviles nos emiten.
Bueno y os preguntaréis, ¿cómo afecta la luz a nuestro peso? La respuesta nos la da el ciclo circadiano. Nuestro reloj interno está altamente regulado por diferentes factores, entre los que se encuentra la luz, y afecta a la horas de sueño, la pérdida o ganancia de peso y los cambios hormonales.
La solución no es esconder a nuestros hijos de la luz, sino básicamente dosificar y controlar las horas a la que se exponen, pues el estudio encontró que aquellos niños que se exponían más a la luz durante la tarde eran más delgados.
Fuente | PLOS ONE