Muchos estudios han llegado a la conclusión de que la falta de sueño puede alterar nuestro comportamiento al día siguiente, y que si esta rutina se mantiene en el tiempo, puede acarrear serios problemas de salud que pueden acabar con la vida del individuo a largo plazo.
Ahora, un nuevo estudio afirma que una mala noche de sueño puede incrementar la tentación de comprar más comida de la realmente se necesita. El estudio ha sido publicado en Obesity y ha analizado si existe una relación entre la privación de sueño y los hábitos de compra del individuo.
Según los investigadores del estudio, la hipótesis de la que parte es la siguiente: la carencia de sueño puede reducir el nivel de raciocinio e incrementar el hambre.
“Elegimos la privación total de sueño para investigar la influencia del sueño perdido en el comportamiento en la compra de comida en humanos”, comentan los autores del estudio.
Los investigadores escogieron a 14 hombres saludables y de peso normal para su estudio. Todos los participantes confirmaron tener un ritmo de sueño normal.
Se les pidió a los sujetos tener una noche de sueño completo y otra de privación total de sueño. Posteriormente, se les pidió que compraran lo máximo posible de una lista de 40 alimentos. La mitad de ellos consistía en 20 alimentos de alto contenido calórico y 20 de bajo contenido calórico. Antes de la tarea, todos los participantes tomaron un desayuno normal para limitar el efecto del hambre en sus compras.
Los resultados mostraron que aquellos sujetos que fueron privados de sueño, compraron alimentos con un 9% más de contenido calórico y un 18% más de comida comparado con las compras que realizaban después de una buena noche de sueño.
“Nuestros descubrimientos son generalmente significantes para la gente que trabaja en una variedad de profesiones […] que requieren trabajos nocturnos”, afirman los autores del estudio.
A los participantes también se les realizó análisis de sangre: uno después de la noche de sueño normal y otro tras la privación de sueño. Se demostró que existía una diferencia en las concentraciones de la hormona ghrelina, que es la responsable de incrementar nuestra sensación de hambre, lo que científicamente se conoce como efecto orexigénico.
Los niveles de esta hormona se encontraban significativamente incrementados después de una noche con falta de sueño. No obstante, los investigadores señalan que este incremento no está relacionado con el comportamiento observado en la compra de alimentos.
Los investigadores continuarán realizando más estudios para averiguar si estos descubrimientos son más evidentes en la población obesa y en las personas con desórdenes crónicos de sueño, además de otros muchos aspectos relacionados con la compra de alimentos.
Fuente: MNT