No es la primera vez que hablamos de vitaminas, y sobre todo de la vitamina D, la cual ya relacionamos con seres de la ciencia-ficción como Gollum, pero también con algunas enfermedades inesperadas. No solemos tomarnos demasiado enserio la necesidad de tal o cual micronutriente, pues nos solemos fijar en los carbohidratos, las grasas y las proteínas de los alimentos, y poco más. Sin embargo, llegar a los limites recomendados de vitaminas y otros micronutrientes puede salvarnos de más de un disgusto, como sucede con la vitamina D en la infancia, como explicaremos hoy.
La falta de vitamina D en la infancia
Como comenta el Dr. Mercola en su web, un grupo de investigadores, como el Dr. Robert Heaney, han demostrado que la vitamina D está involucrada en el metabolismo de todos y cada uno de los tejidos y células del organismo, por lo que su déficit puede llegar a ser bastante grave a nivel general, incluso llegando a afectar a la genética celular.
Por otra parte, aunque ya se sabía que la falta de vitamina D en madres aumentaba el riesgo de sufrir diabetes tipo 1 en sus hijos, además de aumentar el riesgo de asma severo y alergias; investigaciones más recientes, como el estudio publicado en el Journal of Clinical Endocrinology & Metabolism, han llegado a la conclusión de que la falta de vitamina D en la infancia también aumenta el riesgo de sufrir arteriosclerosis, o lo que es lo mismo, puede hacernos más propensos a sufrir un infarto.
En dicho estudio llegaron a participar 2.150 idividuos de entre 3 y 18 años de edad en el año 1980. Todos se sometieron a exámenes físicos periódicos, incluyendo los niveles sanguíneos de vitamina D, presión arterial, nivel de lípidos en sangre, tabaquismo y actividad física. Se les siguió hasta los 45 años de edad. Asimismo, mediante ultrasonidos, se examinaron sus arterias y la posible arteriosclerosis de estas.
En referencia a la vitamina D (cuyos valores normales son de 30 a 50 nanogramos por mililitro) aquellos niños que se encontraban con los niveles más bajos (unos 15 nanogramos por mililitro) tuvieron casi el doble de probabilidades de sufrir arteriosclerosis a nivel de las arterias carótidas, en el cuello, que los niños con niveles mayores. Por ello, se llegó a la conclusión de que los niveles de vitamina D juegan un papel a largo plazo en la salud arterial. No se encontró una relación directa entre falta de vitamina D y un problema cardiovascular concreto, sino que su déficit podía aumentar el riesgo de arteriosclerosis, con todas las consecuencias que esto acarrea.
La falta de vitamina D y los ictus graves
Si pasamos ya a los individuos adultos, las investigaciones del Dr. Michael Holick han demostrado que la falta de vitamina D aumenta hasta un 50% el riesgo de ataque al corazón. Y, además, si se sufre un ataque al corazón y simultáneamente también se sufre falta de vitamina D, el riesgo de morir de un infarto es del 100%.
Asimismo, en la Conferencia Internacional de Ictus de la American Stroke Association de este año, se ha sugerido que los niveles bajos de vitamina D aumentan el riesgo de sufrir ictus o accidentes cerebrovasculares más graves, en comparación a los niveles normales de vitamina D. Por otro lado, si tras sufrir un derrame cerebral se tienen niveles bajos de vitamina D, el pronóstico de calidad de vida y supervivencia también parece empeorar. según el informe de la Asociación Americana del Corazón.
Como veis, es bastante importante el hecho de mantener tanto los macro como los micronutrientes en sus niveles normales. Pero, ojo, no hay que obsesionarse. Que a nadie se le ocurra ir directo a la farmacia a por un suplemento vitamínico, pues tan solo con llevar una dieta equilibrada (a poder ser, la dieta Mediterránea), es suficiente para estar tranquilos, sin esfuerzo alguno. Comer bien, y de forma saludable, es más fácil de lo que parece.
Vía | Mercola.