Hace un par de días os hablamos sobre la importancia de dormir suficiente, concretamente de como detectar 7 signos que indicarían que debemos dormir más. Pero por lo visto estas señales no son las únicas consecuencias de un mal descanso, sino que hay más.
Dormir bien, un gran beneficio para los pacientes con dolor crónico
No solo es evidente que un buen descanso nos hace vivir mejor, sino que según un reciente estudio, publicado en PLoS ONE, mejorar la calidad del sueño es el doble de beneficioso para sus dolencias en los pacientes que sufren dolor crónico (como podría ser en los pacientes con fibromialgía, por ejemplo). Dormir mejor, y en la cantidad necesaria, nos ayuda a estar más activos físicamente en los momentos de vigilia, y el círculo se cierra porque esto mismo hace que a su vez durmamos mejor por la noche. Y si, tanto la actividad física como un buen sueño son claves para ayudar en este dolor.
Como bien explica la autora de este reciente trabajo, Nicole Tang, de la Universidad de Warwick:
“Realizar actividad física es un proceso clave en el tratamiento y manejo del dolor. Los médicos podrían prescribir clases de ejercicios, fisioterapia, caminar o realizar ciclismo de forma más rutinaria como parte del tratamiento, pero a nadie le gusta participar en estas actividades si se sienten como un zombie”
En su estudio, Tang y su colega Adam Sanborn examinaron la asociación diaria entre el sueño nocturno y la actividad física del día a día en los pacientes con dolor crónico. Como es evidente, muchos pacientes tenían problemas para estar activos después de sufrir dolor, y curiosamente algunos de ellos dedicaban tiempo a realizar actividad física de forma espontánea siempre que pasaban una mejor noche.
A mayor calidad y cantidad de sueño, mejor actividad física
Según comenta Tang, su investigación indica que dormir bien no solo soluciona el insomnio relacionado con el dolor, sino que también es un nuevo método para mantener a los enfermos activos, una nueva vía para mejorar la calidad de vida de los pacientes con esta enfermedad. Para comprobarlo, se colocó un acelerómetro que media la actividad motora de los pacientes y controlaba su actividad física durante todo el día durante una semana en su entorno habitual.
Además, calificaron la calidad del sueño, la intensidad de dolor y el estado de animo de los pacientes utilizando un diario electrónico móvil todas las mañanas al despertar. Los modelos multinivel para cada uno de los predictores fueron en forma, y el único predictor fiable de la actividad física era la calidad del sueño. Tras comparar los modelos multinivel se demostró que el sueño era un mejor predictor de la actividad física que las calificaciones del estado de ánimo o intensidad del dolor por las mañanas.
Tras el estudio, Tang llegó a la siguiente conclusión:
“La perspectiva de la promoción de la actividad física mediante la regulación del sueño puede ofrecer una nueva solución a un viejo problema. Según nuestro estudio la calidad del sueño, y no el dolor o el bajo estado de ánimo, es el motor clave para realizar actividad física el día siguiente. Esto desafia el objetivo convencional del tratamiento que suele enforcarse a hacer cambios en la vida de los pacientes durante el día. El sueño tiene un poder natural de recuperación que a menudo pasa desapercibido por el mejor manejo del dolor. Un mayor enfásis en el tratamiento del sueño puede ayudar a los pacientes a mejorar su funcionamiento durante el día y por lo tanto su calidad de vida”
Vía | Universidad de Warwick.