Un equipo de investigadores españoles ha estudiado en profundidad mediante secuenciación masiva de ADN la diversidad bacteriana contenida en la leche materna, revelando que el total suma algo más de 700 especies distintas, un número mayor del esperado. Los resultados se publican en el American Journal of Clinical Nutrition. El estudio ha sido realizado por María Carmen Collado, investigadora del Instituto de Agroquímica y Tecnología de los Alimentos (IATA-CSIC) y Alex Mira, investigador del Centro Superior de Investigación en Salud Pública (CSISP-GVA).
La leche materna es imprescindible para los recién nacidos
La leche materna es crucial para los recién nacidos por diversos motivos. El más obvio es el alimento, ya que contiene una cantidad de nutrientes enorme, pero no podemos olvidar que es la forma en que los niños adquieren de forma pasiva un tipo de inmunoglobulinas (Ig A) implicadas en la defensa contra los patógenos.
En la entrada de hoy vamos a tratar otra función de la leche materna, que es proveer las bacterias que formarán la flora bacteriana del bebé. El análisis de la diversidad bacteriana se ha hecho en la leche que se secreta en los días posteriores al parto (calostro) y en leche madura recogida entre el primer y sexto mes.
Los géneros bacterianos más presentes en las muestras de calostro fueron Weissella, Leuconostoc, Staphylococcus, Streptococcus y Lactococcus, mientras que en la leche que se desarrolla entre el primer y el sexto mes se observó la presencia de bacterias típicas de la cavidad bucal como Veillonella, Leptotrichia y Prevotella, lo que no se sabe es si estas últimas bacterias colonizan la boca del bebé o si pasan de la boca del bebé a la leche analizada.
El estudio también revela los factores que afectan a esta gran diversidad bacteriana:
- Las madres con sobrepeso o las que han ganado más peso del necesario presentan una menor diversidad bacteriana.
- El tipo de parto también influye. Si el parto ha sido por cesárea programada, la diversidad bacteriana que presenta esa leche es menor que en un parto vaginal. Sin embargo, cuando la cesárea no es programada, la composición es muy similar a la encontrada en los partos vaginales.
- El estado hormonal de la madre. Los autores del estudio afirman que “La falta de señales de estrés fisiológico, así como de las señales hormonales propias del trabajo de parto, podrían influir en la composición y diversidad microbiana de la leche materna”.
La siguiente línea de investigación pretende aclarar si el papel de estos microorganismos que colonizan el intestino del bebé es metabólico o inmunitario. Los autores del estudio creen que los resultados servirán para diseñar estrategias de alimentación infantil para mejorar la salud de los bebés concluyendo que:
Si las bacterias de la leche materna descubiertas en este trabajo fueran importantes para el desarrollo del sistema inmune, su adición a la leche de fórmula podría disminuir el riesgo de alergias, asma o enfermedades autoinmunes
Dar el pecho es siempre la opción correcta por los motivos explicados hoy y por otros muchos. Decidir no dar de mamar a los bebés (ojo, porque no se quiere, no porque no se pueda por problemas de salud o alergias) es la opción equivocada y les estaríamos haciendo un flaco favor a nuestros hijos.
Fuente: SINC