En el momento actual de crisis que vivimos (si, yo también estoy harto de oír esta palabra en todos los telediarios y medios de comunicación), los desahucios y la pobreza están, por desgracia, a la orden del día. Sin ir más lejos, hace pocos días se publicaba el hecho de que en España estamos ya rondando el 27% de riesgo de pobreza entre nuestros habitantes, es decir, que alrededor de 1 de cada 5 españoles está bajo el umbral de la pobreza. Como comprenderéis, esto es terrible, pero, ¿cómo puede afectar esta situación a nivel psicológico? Esto es lo que veremos hoy, centrándonos en la forma de tomar decisiones bajo esta presión social.
Según una investigación llevada a cabo por la Escuela de Negocios Booth de la Universidad de Chicago (EE.UU.), los individuos con bajos ingresos juegan más a la lotería, no usan programas de asistencia, y ahorran poco o piden excesivo dinero prestado (que, viendo como esta el panorama de los impuestos, no me extraña). Además, según la investigación, este tipo de comportamiento podría dificultad aún más la salida de este umbral de pobreza. Podemos remitirnos a la frase formulada por el escritor James Baldwin, una buena paradoja:
“Cualquier persona que ha luchado con la pobreza sabe lo extremadamente caro que es ser pobre”
Y la explicación a esta paradoja la tiene Anuj K. Shah, autor principal del estudio, publicado en la prestigiosa revista Science:
“Cuando carecemos de recursos, pensamos en el futuro de manera diferente. Nos preocupan los problemas específicos, las demandas inmediatas que puedan surgir, y nos centramos en resolver aquellos en los que la escasez de recuerdos es más relevante”
Hasta ahora, como es lógico, las investigaciones explicaban esta situación remitiéndose a los factores ambientales, como la vivienda o el acceso al dinero, así como la personalidad de cada uno de los individuos pobres. Pero Anuj K. Shah y sus colegas han sugerido una visión alternativa, donde explican que tener menos recuerdos provoca un enfoque más específico en problemas inmediatos, descuidando demasiado los menos urgentes, en todos los ámbitos de la vida.
Para probar su hipótesis, propusieron una serie de juegos a varios voluntarios, dándoles más dinero u oportunidad de préstamo a unos que a otros, calificando a unos como “pobres” (con pocos recursos) y a otros como “ricos” (con muchos recursos).
En total, hubo 5 experimentos, donde participaron unas 525 personas. En cada juego, los participantes usaron algún recurso (tiempo, fichas) para poder ganar premios. Durante el transcurso del estudio, los científicos pudieron observar que los “pobres” se centraban más que los “ricos” en la forma en la que podían usar sus recursos, prestando más atención a sus decisiones e invirtiendo más tiempo en tomarlas. Pero esto era al principio, ya que conforme avanzaba el juego, los “pobres” se sentían más fatigados, y tendían más a centrarse en la ronda actual, olvidando que habría futuras partidas. En definitiva, su enfoque de las cosas cambiaba por el simple hecho de tener menos recursos. Y, por esto, cuando se dió la oportunidad de pedir préstamos intereses estratosféricos, los pobres acabaron pidiendo demasiados recursos prestados, porque solo se enfocaban en una parte del juego, lo que al final resultó bastante contraproducente.
El autor principal del estudio concluye este estudio con la siguiente opinión:
“Si la pobreza conduce a estos cambios de comportamiento, serían muy útiles los programas de atención a personas pobres orientados a conseguir objetivos de ahorro. Por ejemplo, algunos investigadores han descubierto que, cuando a la gente se les envía mensajes de texto recordándoles sus propias metas de ahorro, las personas son más propensas a reservar dinero para conseguir estos objetivos”
Aún así, yo me pregunto, ¿si tienes pocos recursos, y necesitas solucionar los problemas inmediatos para seguir adelante, cómo vas a centrar tu atención en el futuro? De acuerdo en que sea contraproducente poner el enfoque en una única cosa y descuidar lo demás, pero ¡está en la naturaleza humana! Vivimos el presente, es normal que le demos más importancia, de la misma forma que os contaba ayer con la memoria, donde nuestra mente le da más importancia al presente que a los recuerdos pasados. La verdad es que, personalmente, no se que solución les pueden poner a los individuos para que cambien su enfoque si, físicamente y sin recursos que les ayuden a poder cambiar esta forma de pensar, es prácticamente imposible.
Vía: SINC.
Imagen: The New York Times.