Como bien sabréis, en la etapa adolescente es donde más riesgos se toman, y por ello es la etapa donde más accidentes suelen suceder. Esto no es casualidad, ya que en esta etapa de nuestra vida tiene mucha importancia ese efecto psicológico denominado “presión de grupo” (si todos lo hacen, yo también; o si todos lo ven normal, yo también). Pero la cosa no se queda aquí, sino que la presión de grupo también se da en otras especies, según un reciente estudio.
Al menos así lo afirman los psicólogos Laurence Steinberg y Jason Chein, los cuales detectaron que ese comportamiento donde encontramos conductas de riesgo no solo es válido en los adolescentes humanos, sino que también sucede en ratones.
En su estudio, publicado en Developmental Science, estos investigadores afirman:
“Los ratones adolescentes, a diferencia de los adultos, consumen más alcohol en presencia de otros compañeros que si están solos”
“La mayoría de la gente atribuye este efecto de riesgo en los adolescentes a la presión de grupo o al afán por impresionar a los amigos, pero nuestros hallazgos desafían esta hipótesis. Elegimos a los ratones para este experimento porque ellos no saben lo que sus amigos quieren que hagan”
Para llevar a cabo el estudio, los ratones fueron criados en tríadas del mismo sexo, y se les puso a prueba con el consumo de alcohol, tanto en etapa adolescente como en adultos, la mitad de ellos en grupos para beber, y la otra mitad bebiendo solos. Según los investigadores, el exceso de consumo de alcohol cuando se encontraban acompañados por otros ratones solo se dio en los ratones adolescentes (igual que sucede en los humanos).
“El resultado de este estudio, junto a otros hallazgos recientes que involucran a adolescentes humanos, nos indica que la influencia de los compañeros en la sensibilidad a la recompensa durante el final de la adolescencia no es solo cuestión de presión de grupo o bravuconadas ni de ninguna manera depende de la familiaridad con el observador”
Según estudios anteriores, se había sugerido que la presencia de compañeros influye en el comportamiento de los adolescentes, aumentando así el valor de la recompensa percibida a partir de decisiones arriesgadas. Como los adolescentes encuentran la socialización tan gratificante, se postuló que el hecho de estar con amigos ceba el sistema de recompensa, y hace que los adolescentes presten mayor atención a la recompensa.
Por tanto, en realidad, no es la presión de grupo la que hace que los adolescentes tomen riesgos, sino que simplemente es necesario sentirse observado (no necesariamente por amigos o conocidos, por lo que las “bravuconadas” no tienen nada que ver en la toma de riesgos). Además, como habéis podido comprobar, esta toma de riesgos se da en otras especies donde la socialización no es tan importante como en la especie humana. Curioso, ¿verdad?
Vía | Science Daily.