Quién no ha visto alguna vez un capítulo de la serie CSI en el que descubren quien es el culpable gracias a una muestra que encuentran de forma fortuita en el lugar del crimen. Fuera de la pantalla, la resolución de un caso puede decantar la balanza en base a una prueba que determine que las células tomadas del lugar del hecho coincidan con las del sospechoso, basándose en la comparación del ADN. Sin embargo se necesitan muestras muy grandes de sangre u otros fluidos.
La Universidad de Indianapolis nos muestra una perspectiva que podría iniciar una revolución en el campo de la ciencia criminóloga; los test de perfil de ADN no son tan seguros como se creían.
Dejando huella
Es un concepto difícil de procesar, pues en el campo de la criminología cualquier método que pretenda sustituir al establecido debe superar la especificidad y sensibilidad del test previo. En otras palabras, debe asegurarnos que en la práctica no se condene a una persona inocente, o se deje de condenar al culpable.
La profesora Krista Latham, directora del Ulndy’s Molecular Anthropology Laboratory y del estudio, afirma:
“El empleo de esta técnica se arrojó a la basura debido a diferentes huecos en blanco en su elaboración, que han permitido a un gran grupo de investigadores desecharlo. Pero ahora se dispone de las herramientas adecuadas y se ha elaborado correctamente el proyecto que han diseñado Cynthia Cale y Madison Earll.”
En el experimento se estableció un número de parejas que se darían un apretón de manos durante 2 minutos, y posteriormente aguantarían entre sus manos un cuchillo que se limpiaría y se tomaría para encontrar muestras de ADN.En el 85 % de los casos, el ADN de la persona que no tocó directamente el cuchillo (sino que apretó la mano) fue transferido en suficiente cantidad como para elaborar un perfil genético.
Esto nos hace pensar que con un 85% de probabilidad, una persona que no estaría involucrada necesariamente en un crimen daría positivo en la prueba de ADN que se presentaría en el jurado.
¿Inocente o culpable?
Estas posibilidades hacen que nos replanteemos la fiabilidad del análisis del ADN que determinaría la culpabilidad de una persona. Las células que quedan en el lugar del crimen y que llamaríamos ‘células de contacto’ por mantenerse tras el tacto con el objeto del posible implicado no son la herramienta adecuada para determinar al culpable tal concluye este estudio.
Más que una cuestión del test, es una cuestión ética que permita que sucedan casos como el de un hombre en California que fue arrestado por asesinato en 2013 y que posteriormente se dejó libre de cargos al demostrarse que su ADN se encontró por contacto indirecto entre un servicio de emergencias que también trabajó con el verdaderamente culpable.
Fuente | UI