Aunque el título del artículo de hoy os pueda parecer un poco extraño, todo tiene su explicación. En su día os explicamos los nuevos avances conocidos sobre el efecto placebo, su forma de funcionar y por qué se “disparaba” delante de ciertos estímulos (como el hecho de pensar que un simple caramelo podría ser un potente medicamento). Y, como ya sabéis, las pseudociencias mueven verdaderas burradas de dinero haciendo creer a la gente que lo que están tomando es una sustancia curativa, pero la realidad es que nos encontramos con un simple (y muy barato) placebo.
Pues bien, respecto a este último punto sobre el placebo, parece ser que hay otras opiniones respecto a su efecto, que nada tendrían que ver con la forma de actuar de nuestro sistema inmunitario como os contamos en su día, sino que tendrían que ver con algo más psicológico, con el hecho de “sentirse cuidado”, sentir que alguien se esta preocupando por tu enfermedad o tu malestar y se esfuerza por solucionarlo.
Al menos eso es lo que se deduce de un reciente estudio llevado a cabo por Ted Kaptchuk, de la Escuela de Medicina de Harvard. En dicho estudio se trato a pacientes con síndrome de intestino irritable mediante acupuntura. Un grupo recibió el tratamiento a cargo de un investigador simpático y amable, que hizo preguntas detalladas sobre la vida de cada uno de los pacientes, les informó correctamente y se puso a su disposición para cualquier problema. En este caso, los investigadores usaron agujas trucadas, que no perforaban la piel en ningún momento.
Por otro lado, usando el mismo tratamiento con agujas trucadas, el otro grupo de pacientes fue tratado por otro investigador, pero de forma brusca y sin dar apenas conversación. Y aquí viene lo interesante: el grupo que fue tratado con brusquedad no obtuvo casi ningún beneficio de la terapia ficticia, pero el grupo que fue tratado con amabilidad y simpatía si. Es decir, el verdadero tratamiento no era el “efecto placebo”, sino el “efecto cuidado”, la amabilidad y empatía compartida entre un médico y su paciente, según explica Kaptchuk.
Lo que nos explica este investigador de Harvard es, ni más ni menos, que lo que intentan inculcar muchos de los profesores de las facultades de medicina (digo muchos, y no todos, porque parece que a una elevada cantidad de estos docentes se les olvida que están tratando con pacientes y se comportan como robots…). Es decir, se nos inculca tratar al paciente con empatía, como personas, y no como enfermedades a solucionar. Como ha demostrado este grupo de científicos, la idea de que los pacientes mejoran simplemente por sentirse escuchados y atendidos parece tener bastante lógica, vistos los resultados.
Por otra parte, podría ser perfectamente plausible que este “efecto cuidado” sea también el que vemos en la medicina alternativa, ya que estos “médicos alternativos” suelen ser mucho más empáticos con sus pacientes (intuyo que debe ser por las grandes cantidades de dinero que acaban cobrandoles) que los médicos reales. Al menos eso es lo que piensa Kaptchuk.
Por si con no tenemos suficiente con este estudio, también podemos hablar de otra investigación publicada en 2002 en el The New England Journal of Medicine, donde se comparó la reducción del dolor en pacientes que recibieron una cirugia de rodilla y los que simplemente recibían placebo. Los cirujanos se sentían abatidos, pues ellos habían intentado hacer lo que sabían: reducir el dolor mediante la operación. Pero, en estudios posteriores, se confirmó que dicho efecto placebo era, realmente, un “efecto cuidado”, pues el hecho de recibir terapias alternativas (hierbas chinas por ejemplo) también añadía la idea de la gran preocupación por el dolor del individuo en sí.
Personalmente, creo que tiene toda la lógica del mundo. No es lo mismo, ni se llega a mejorar tanto, simplemente recibiendo una medicación a desgana y porque si, que recibir un tratamiento junto al hecho de ver que un médico se preocupa por ti, que muestra cierto nivel de empatía. Y eso se nota, se nota cuando un paciente quiere a su médico y viceversa. Es evidente que el cariño, por mucho que sea entre un paciente y un profesional de la salud, puede ayudar y hacer muchísimo por la salud, incluso llegando a mejoras como las que os hemos descrito hoy.
Vía | Wired.