En Medciencia ya os hemos hablado alguna vez de los beneficios de los perros sobre la salud. Aportan beneficios con respecto a alguna que otra infección, el riesgo cardiovascular, la ansiedad, la soledad, los processos de rehabilitación, etc. Su fidelidad infinita también se traduce en auxilio en momentos duros, como por ejemplo en estados de depresión. La escritora y divulgadora científica Therese Borchard habla en su blog de 6 maneras en las los perros ayudan en la depresión, pues su compañía puede funcionar mejor que muchos tratamientos.
1. Los perros ofrecen amor incondicional y aceptación
No juzgan, no opinan. En un artículo reciente aparecido en Johns Hopkins Depression & Anxiety Bulletin, se indicaba que los ancianos de una residencia en St. Louis (Estados Unidos) sentían menos soledad cuando compartían un rato solos con un perro que cuando compartían el mismo rato con un perro y otro residente. El trabajo indica, como conclusión, que a veces podríamos preferir a estos amigos de cuatro patas porque con ellos podemos dar rienda suelta a nuestros pensamientos más íntimos sin miedo a ser juzgados.
2. Los perros alteran nuestro comportamiento
Hacia bien, claro está. Imaginemos un día agobiante en el trabajo. Nos hemos discutido con varias personas y tenemos ganas de llegar a casa para desquitarnos con alguien y desahogarnos. Pero llegamos a casa, y nuestro perro nos da un golpe en la pierna con su cabecita para que nos agachemos y le ofrezcamos una caricia. Tras la caricia, un lametón y una sonrisa. Un solo gesto de cariño nos ha cambiado, aunque sea por un momento, el estado de ánimo. Un solo gesto nos calma tanto a nivel mental como fisiológico, en términos de respiración, por ejemplo.
3. Los perros distraen
Como indica Borchard, los perros nos trasladan a un mundo paralelo en el que sólo caben alimentos, agua y afecto. Hacen que por momentos nos olvidemos de las preocupaciones diarias y retomemos la parte más básica de la vida en la que sólo caben unas preocupaciones, las que vienen intrínsecas al simple hecho de estar vivos.
4. Los perros promueven las caricias
Y todos conocemos el poder curativo del tacto y el afecto con las manos. Una investigación indicaba que un masaje de 45 min podría disminuir los niveles de una hormona del estrés, el cortisol, y optimizar el sistema inmunitario. Asimismo, los abrazos aumentan los niveles de oxitocina, una hormona que reduce el estrés y disminuye la presión arterial y la frecuencia cardíaca. Y, según un estudio de la Universidad de Virginia, darse de la mano podría reducir la actividad relacionada con el estrés en el hipotálamo, donde se encuentra parte de nuestro centro emocional. No es de extrañar, entonces, que acariciar un perro pueda disminuir la presión arterial y el ritmo cardíaco, así como aumentar, de forma favorable, los niveles de serotonina y dopamina.
5. Los perros nos hacen responsables
Tener un perro implica una alta responsabilidad. Ésta, a su vez, promueve la salud mental. Los partidarios de la psicología positiva afirman que construimos nuestra autoestima mediante la adopción de tareas para cuya realización debemos emplear todas nuestras habilidades. Cuando tenemos éxito (es decir, el perro sigue vivo al día siguiente), reforzamos la idea de que somos capaces de cuidar a alguien más, así como a nosotros mismos. Por ello, la importancia de las tareas en la educación es tan importante.
6. Los perros reducen la presión arterial
Por todo lo que hemos comentado. Existe bastante bibliografía científica que muestra que los dueños de perros tienden a tener unos índices de presión arterial significativamente menores antes y mientras realizan tareas mentales estresantes.
Vía| Therese Borchard