Las 7 partes de tu cuerpo que no deberías tocar con las manos

manos

Aunque suene mal y alarmista, nuestras manos son verdaderos transportes de microorganismos externos. Como si fuésemos bebés, lo tocamos todo con las manos, y sin darnos cuenta. Ellos lo que hacen es meterse las manos directamente a la boca, pues es su forma de interaccionar con el mundo en los primeros años de vida, pero nosotros lo hacemos de forma menos directa y, de nuevo, sin percatarnos.

En su día os hablamos de la importancia del lavado de manos, y evidentemente no debemos dedicarnos a la cirugía para tener claro que hay que lavarse las manos cada cierto tiempo y antes o después de situaciones como la comida, por ejemplo. Hoy os hablaremos de sitios anatómicos donde no es buena idea meter nuestras “sucias” zarpas, para no colaborar en la transmisión de estos pequeños e invisibles bichitos que pueden darnos más de un quebradero de cabeza.

1. Nuestro canal auditivo

Ni las manos ni cualquier otro artilugio que se e ocurra. Meter objetos en nuestros oídos no solo implica el transporte de microorganismos, sino poder desgarrar la delgada piel que recubre todo nuestro canal y que hace posible que oigamos correctamente.

Como ya os comentamos en su día, si tenemos problemas de oído debemos consultar con un profesional de la otorrinolaringología, el cual puede ayudarnos con nuestras molestias de oído. O incluso podemos acudir en primera instancia a nuestro médico de familia, pues en gran parte de las ocasiones el problema es un tapón de cera, algo bastante típico, y que puede resolverse con una simple visita médica sin acudir al especialista.

2. Nuestra cara

De acuerdo, necesitamos las manos para lavarnos la cara o para aplicar cremas o cuidaros si fuese necesario, pero ya está. Si no vamos a hacer alguna de estas dos cosas es mejor que mantengamos nuestras zarpas alejadas de nuestra cara. Nuestros dedos acumulan microorganismos y grasas a lo largo del día, que puede que con un lavado no se vayan por completo. Dichas grasas pueden obstruir los poros de la piel y causar enfermedades dérmicas diversas.

Por otro lado, si nuestra piel es de tipo graso o tiende a la sudoración, esto también puede obstruir los poros. Cuando tengamos algún problema de este tipo debemos saber qué crema le vendrá mejor a nuestra piel, o en su caso acudir a nuestro médico para que pueda aconsejarnos. En algunos casos puede que incluso el dermatólogo deba ayudarnos.

3. Nuestro trasero

Tener tiempo libre o un trasero bonito no son razones para rascarlo todo el día. Fuera de bromas, nuestro trasero, o concretamente nuestro ano, contiene bacterias que podrían ser perjudiciales si viajan a otros puntos anatómicos de nuestro organismo. Por ello es muy importante lavarse las manos tras ir al baño, antes de tocar nada.

4. Nuestros ojos

De nuevo, tan solo hay ciertas ocasiones donde sí debemos tocar nuestros queridos globos oculares: Lavarlos o poner lentes de contacto. Si no existen estas razones, no es buena idea tocar nuestros ojos, por el mismo motivo que los casos anteriores: Microorganismos no bienvenidos.

Además, si usamos lentes de contacto también debemos mantenerlas limpias y bien conservadas, pues algunos microorganismos saben como sobrevivir en ellas y pueden causarnos conjuntivitis o incluso enfermedades más graves.

5. Nuestra boca

Nuestra boca es una ventana abierta a los microorganismos externos, y ponemos las manos en ella o sus alrededores una media de 23,6 veces al día cuando estamos aburridos o durante nuestra jornada laboral, según un estudio publicado en el Journal of Applied Microbiology. Hasta una tercera o cuarta parte de los gérmenes del estudio que se encontraron en la boca procedían, efectivamente, de las manos de los sujetos. Puede que sea buena idea comprar un chupete o algo parecido para no usar nuestras manos en sitios inadecuados.

6. Nuestra nariz

De la misma forma que sucede con el canal auditivo, no es una gran idea meter nuestros dedos en el interior de las fosas nasales. No solo podemos provocar heridas y hacer sangrar a nuestra nariz, sino que según un estudio del pasado año 2006 publicado en la revista  Infection Control and Hospital Epidemiology, aquellos individuos que suelen meter sus dedos en su nariz son hasta un 51% más propensos a portar la bacteria Staphylococcus aureus en su interior, respecto a aquellos que saben mantener las manos quietas.

7. La piel debajo de las uñas

Por último, tenemos las uñas. No solo debemos cortarlas de cuando en cuando (sin morderlas, por supuesto), sino que debemos cuidar la piel que se encuentra a su alrededor o debajo de ellas, pues al rascar cualquier lugar o superficie son un perfecto transporte de bacterias, un transporte que puede enfermedad gracias a sus diminutos pasajeros.

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