Las carnes rojas (como la de ternera, caballo, cerdo…) han sido motivo de controversia en más de una ocasión. Y es que, no han sido pocas las veces que se les ha tachado de poco saludables e incluso se les ha relacionado con un mayor riesgo de enfermedades cardiovascular o cáncer. Sin embargo, los nuevos estudios parecen dilucidar, poco a poco, su verdadera repercusión en la salud humana.
Es el caso de los
recientes resultados del estudio EPIC (European Prospective Investigation into Cancer and Nutrition). Un macroestudio observacional que se inició en los años noventa y que ha seguido a un total de 448.568 personas (hombres y mujeres) sin antecedentes de infarto, cáncer o ictus. La deducción más destacable es que
son las carnes procesas (tales como las salchichas, hamburguesas o embutidos) las relacionadas con una mayor mortalidad, y no las carnes rojas frescas. Específicamente, las conclusiones de la publicación señalan que se ha encontrado “relación directa entre entre el consumo de carne procesada y la mortalidad, en concreto debido al aumento del riesgo cardiovascular, aunque también por cáncer.
Para esta investigación, los casi medio millón de participantes fueron reclutados en centros de 10 países europeos diferentes (España, Francia, Italia, Holanda, Reino Unido, Grecia, Alemania, Suecia, Dinamarca y Noruega) durante una media de 10 años. Los datos también dejan ver que, de forma general, aquellos individuos que comen mayoritariamente carne blanca y los vegetarianos tienen una mortalidad similar. Sin embargo, la mortalidad aumenta de forma muy ligera entre quienes toman más carne roja, pero la diferencia es tan pequeña que no es “estadísticamente significativa”
Y otro dato importante que los mismo autores han destacado es que, pese a que “el estudio EPIC incluye a 10 países con una amplia variedad de dietas”, se ha observado “una relativamente baja heterogeneidad en la relación entre consumo de carne y mortalidad total”
Por otro lado, y siguiendo con el tema de las carnes rojas y la mortalidad, hace unas pocas semanas también se publicaba una investigación que analizaba la asociación entre la carne roja y sus diferentes tipos con el riesgo de cáncer colorectal. En élla, se concluía que el riesgo de cáncer parece aumentar ligeramente dependiendo del tipo de carne roja consumido (siendo la carne de cordero la peor parada). Sin embargo, en general y como se subrayó en “Lo que dice la ciencia para adelgazar“, excelente blog de Luis Jiménez, el riesgo del aumento de cáncer colorrectal respecto a la ingesta de carne es muy pequeño y para casos muy concretos.
De esta foma, el tema del consumo de carne y su repercusión en la salud parece dilucidarse tenuemente. Si hay algún tipo de carne que muestra una mala repercusión en la salud, esas son las carnes procesadas. Sin embargo, no hay datos suficientes y concluyentes como para señalar la ingesta de carnes rojas frescas como un acto pernicioso para nuestra salud.
Fuentes| El País
Imagen| RedOrbit