En la sanidad la prevención es más bien una obsesión. Y no es para menos, ya que prevenir correctamente una enfermedad ahorra mucho sufrimiento, y también dinero. Aunque normalmente se suele hacer hincapié en varios factores saludables para prevenir los infartos o ataques al corazón (o enfermedades cardíacas en general), la realidad es que no se cumplen demasiado, ya que estas enfermedades siguen representando el 40% de las muertes en la actualidad. Ahora bien, ¿y si nuestra propia sangre contuviera las sustancias necesarias para hacernos saber que pronto tendrá lugar un infarto?
Eso es lo que parecen haber hallado un grupo de investigadores del Instituto de Investigación Scripps (TSRI), mediante una nueva técnica denominada “biopsia de flujo”, que podría identificar a aquellos pacientes con un alto riesgo de ataque al corazón gracias al reconomiento de unas células específicas que circulan por la sangre, a modo de marcador de la enfermedad (como sucede con muchos tipos de cáncer).
En la investigación, publicada en la revista Physical Biology, se explica el funcionamiento de esta técnica. Su finalidad es detectar células endoteliales circulantes (CEC), un tipo de célula que recubre por dentro los vasos sanguíneos, formando su capa más interna (o capa íntima). Según el estudio, la técnica ha tenido éxito para distinguir a aquellos pacientes que necesitan recibir un tratamiento en comparación con individuos sanos.
Actualmente, a parte de la prevención mediante una vida saludable, no existe una prueba suficientemente precisa para predecir un ataque cardíaco, por lo que la evolución de este tipo de identificación de células podría ser de mucha ayuda en el futuro.
Así lo comenta el profesor Peter Kuhn, responsable del estudio:
“El objetivo de la investigación fue establecer la evidencia de que estas células endoteliales circulantes se pueden detectar de forma fiable en los pacientes que van a sufrir un ataque al corazón en comparación a los pacientes sanos, y lo hemos logrado”
“Nuestros resultados fueron tan significativos en relación con los grupos control de individuos sanos que el siguiente paso, obviamente, es evaluar qué utilidad puede tener esta prueba de identificación en los pacientes durante las primeras etapas de un ataque cardíaco”
Para que se pueda entender mejor la importancia de estas células, es indispensable saber que cuando se forman placas grasas (la temida arteriosclerosis), llega un momento donde las placas se rompen, viajando por los vasos sanguíneos. Y en esta ruptura y ulceración de las arterias también viajan células endoteliales del mismo vaso lesionado. Todos estos elementos acaban formando un coágulo, una especie de tapón que acabará por obstaculizar el paso de la sangre en alguna arteria. Y, como no, las arterias más finas e importantes que puede encontrar son las arterias coronarias, responsables de la nutrición del corazón. Como imaginaréis, al obstruirse estas arterias, se produce el ataque o infarto al corazón.
Los investigadores de este estudio han desarrollado un procedimiento llamado HD-CEC, o detección de células endoteliales circulantes de alta definición, capaz de caracterizar las CEC en muestras de sangre de hasta 79 pacientes que habían sufrido un infarto en el momento del estudio. La comparación se llevó a cabo con 25 pacientes sanos y 7 pacientes en tratamiento para la enfermedad vascular.
Según los resultados, este método fue capaz de identificar a las CEC por su forma y su reacción contra anticuerpos específicos. Dichas células se mostraban significativamente aumentadas en los pacientes con un ataque al corazón en comparación a los pacientes sanos.
Ahora, para futuras investigaciones, hará falta saber si esta prueba puede acabar salvando vidas mediante la predicción precisa de un infarto antes de que este se produzca, y si podría ser refinada hasta el punto de detectar los ataques cardíacos con bastante tiempo de anticipación.
Vía | ScienceDaily.