El autismo, el trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH), el trastorno bipolar, la depresión mayor y la esquizofrenia se consideran problemas distintos y además no parecen muy similares. Sin embargo, los hallazgos del estudio genético más extenso hasta la fecha acerca de las enfermedades mentales ha revelado que estos 5 trastornos mayores comparten algunos riesgos basados en la genética, a pesar de no parecerse mucho.
“Estos trastornos acerca de los cuales pensamos como bastante diferentes entre si, podrían no tener unos límites tan fuertes entre ellos.” Dijo el Dr. Jordan Smoller, del Massachusetts General Hospital, uno de los investigadores principales del estudio internacional que aparece en The Lancet.
Esto tiene implicaciones a la hora de aprender como diagnosticar las enfermedades mentales con la misma precisión que las enfermedades “físicas”. Por poner un ejemplo; sólo porque alguien tenga dolor en el pecho no significa que esté teniendo un ataque al corazón, los médicos tienen una gran variedad de pruebas para averiguar a qué se debe este dolor. Sin embargo, no hay analíticas sanguíneas para detectar la esquizofrenia u otras enfermedades mentales. En vez de eso, los médicos se basan en una serie de síntomas acordados por expertos para diagnosticar las enfermedades mentales. Si conociésemos la genética subyacente a las enfermedades mentales quizá algún día podríamos saber si realmente los síntomas que padece alguien son esquizofrenia u otra cosa.
“Si realmente queremos diagnosticar y tratar a las personas con eficacia, tenemos que llegar a este entendimiento más preciso de lo que está yendo mal biológicamente”, explicó Cuthbert.
En concreto, el estudio reveló cuatro regiones del código genético con variaciones relacionadas con los cinco trastornos. Son de particular interés las disrupciones en dos genes específicos que regulan el flujo de calcio en las células cerebrales, clave de la señalización entre neuronas. Esto sugiere que este cambio en la función básica del cerebro podría ser el principio de una vía que deja a la persona con una cierta vulnerabilidad para desarrollar estos trastornos, teniendo en cuenta que algo más va mal. Este “algo más” podría ser lo que diferencia un trastorno de otro.
Para los pacientes y sus familiares, estas investigaciones no ofrecen ningún beneficio inmediato pero ofrecen una ventaja en la búsqueda de tratamientos psiquiátricos. Los fármacos que afectan a los canales de calcio en otras partes del cuerpo se utilizan para enfermedades como por ejemplo la hipertensión arterial, y los científicos podrían estudiar si sería útil también para los trastornos psiquiátricos.
Fuentes: Washington Post / NBC News