El mundo microscopio puede ser algo apasionante, y más si pensamos en como ha ido evolucionando la técnica y potencia de los microscopios con los años. De hecho uno de los que más destaca al respecto es el Microscopio Electrónico de Barrido, o SEM en sus siglas en ingles, pues este tipo de dispositivo usa electrones de elevada energía que hace incidir sobre el objeto observado, cosa que en consecuencia nos hace poder observar diversas características del mundo microscópico como puede ser la forma e incluso la composición química, ¡y en colores!
Como curiosidad, nuestro ojo solo es capaz de distinguir objetos de apenas 0,2 milímetros. Es lo que se conoce como “resolución” ocular (lo que vendrían a ser el equivalente los megapíxeles de los actuales smartphones o cámaras digitales). Por su parte, los microscopios electrónicos de barrido son capaces de distinguir objetos de hasta 1 nanómetro, unos cuantos 0 más añadidos a la resolución. Para que os hagáis una idea esto significa magnificar los objetos hasta 300.000 veces su tamaño, muchísimo más que las resoluciones de x1000 de los microscopios de luz modernos.
Respecto a los colores anteriormente mencionados, la realidad es que las imágenes vistas son en una escala de grises, ya que no se usan tinciones ni nada similar. Estos colores solo se consiguen gracias a programas de ordenador. Su función no solo es estética (pues muchas veces se usan colores muy llamativos), sino que también consigue que podamos ver en más detalle algunos objetos, microorganismos y demás.
A continuación os dejamos con algunos ejemplos de este desconocido mundo microscópico gracias a imágenes de Wikimedia Commons. No tienen desperdicio: