Se ha publicado en la prestigiosa revista médica JAMA Internal Medicine un estudio relacionado con el papel de las mamografías en la lucha contra el cáncer de mama. Actualmente, se realizan mamografías sistemáticas para poder detectar el cáncer de mama a tiempo, que consiste en obtener radiografías de ambos pechos para hallar tejido maligno.
En un artículo anterior de Medciencia, publicamos los resultados de un estudio que encontró que las mamografías sistemáticas no reducen las muertes por cáncer de mama. Ahora, un estudio llevado a cabo por la Universidad de Harvard en Cambridge ha analizado la posibilidad de que exista un sobrediagnóstico de cáncer de mama.
Un sobrediagnóstico de cáncer de mama sin una reducción de la mortalidad
Los investigadores han consultado la base de datos de un total de 16 millones de mujeres de 40 años o más repartidas por los diferentes condados de EEUU. Entre estas mujeres, 53.207 fueron diagnosticadas de cáncer de mama y fueron seguidas durante un periodo de 10 años.
Entre otros datos de interés que recogieron durante el estudio, los investigadores descubrieron que las mamografías conllevaron un incremento en el diagnóstico de tumores pequeños de cáncer de mama (definidos como 2 cm o menos); no obstante, y lo que es más importante aún, no hubo ninguna reducción en la aparición de cánceres de mama de gran tamaño.
“Los datos muestran que el alcance del cribado por mamografía está, en efecto, asociado a una mayor incidencia de cánceres pequeños, pero no con una disminución de la incidencia de los cánceres más grandes o diferencias significativas en la mortalidad. ¿Qué explican los datos observados? La explicación más simple es un sobrediagnóstico generalizado, lo que aumenta la incidencia de cánceres pequeños sin cambiar de mortalidad y, por tanto, coincide con todas las características de los datos observados”, explica uno de los principales autores del estudio, Richard Wilson.
Conclusiones
¡Ojo!, para nada hay que concluir que la mamografía es una prueba innecesaria. Aparte de que sería una generalización errónea, nunca hay que olvidar que se pueden cometer equivocaciones a la hora de hacer inferencias de los datos obtenidos en un estudio. Este tipo de errores argumentativos se llaman falacias y en estudios epidemiológicos debemos tener especial precaución con ellas.
Como no existe un consenso científico para interpretar estos resultados, la Dra. Joann G. Elmore de la Universidad de Washington cree que la mejor aproximación con los pacientes para dar esta noticia consiste en reforzar las herramientas de comunicación; es decir, los pacientes deben entender que el conocimiento científico en medicina todavía tiene muchas lagunas que rellenar. No han sido pocos los temas que creíamos tener seguros cuando después la realidad ha sido bien diferente.
Fuente: JAMA Internal Medicine