Cuantas veces habremos dicho esa frase: “Quiero decir no… ¡Pero no puedo!” No es infrecuente acabar haciendo cosas que otros nos piden porque al final no las sabemos rechazar. Hoy vamos a ver un par de técnicas asertivas para decir que no sin pisar los derechos de los demás pero sin que se pisen los nuestros tampoco.
¿Por qué asertivamente?
Dentro de las habilidades sociales y su entrenamiento se contempla que hay tres estilos de comportamiento social: El agresivo, el asertivo y el pasivo. El correcto es el asertivo, ya que respeta a ambas personas en la interacción. El agresivo pisa los derechos de los demás para conseguir los suyos propios, el pasivo deja que le pisen y prioriza los derechos de los demás sobre los suyos propios. El asertivo respeta los derechos de ambos. Así pues responder asertivamente es la forma más correcta y con la que además conseguiremos ambas cosas: Decir que no Y mantener la buena relación con la otra persona (si esta es asertiva también).
Ser asertivo nos permite además canalizar mejor la conversación con otra persona que no lo es, por ejemplo un asertivo manejará mejor la interacción con un agresivo o un pasivo, por muy difícil que lo pongan, mejor que si el mismo estuviera abogando por actitudes más pasivas o agresivas que complicarían la situación.
Podéis consultar más sobre las habilidades sociales en artículos anteriores de Medciencia.
¿Por qué me cuesta tanto?
Aquí confluyen diversos factores. Para empezar probablemente se deba a que el estilo que predomina en ti en ese momento sea más pasivo, aunque esto no quiere decir que sea siempre así en todas las situaciones. Además suele ocurrir que los rasgos de personalidad que presentas no ayudan, es más probable que te cueste decir que no si eres una persona un poco más tímida, dependiente o evitativa (evitas los problemas). A las personas nerviosas y/o ansiosas también les cuesta más decir que no.
Otras cuestiones que afectan es que puede que hayas tenido aprendizajes previos que te han condicionado a decir que sí en lugar de entrar en un posible conflicto. Puede que alguna vez de pequeña o hace tiempo dijeras que no a alguien y la relación se estropeara o montaran los demás un cristo. Al final aprendes que es más fácil decir que si.
Por supuesto el factor más importante, asociado a todos los anteriores es un déficit en habilidades sociales, las habilidades sociales se aprenden a lo largo de la vida, por experiencia, observación, por instrucción de los padres, etc… Pero es cierto que muchas veces este aprendizaje es incompleto o incorrecto. Esta demostrado que aquellas personas con pocas o bajas habilidades sociales son las que presentan más problemas a la hora de rechazar peticiones y decir que no. Es por ello que hoy veremos que técnicas aplicar para que las podáis practicar, al fin y al cabo, la práctica es el medio para la perfección.
Las técnicas
Primero de todo decir que estas técnicas son todas asertivas y correctas, la otra persona puede tomárselo mal pero ello dependerá de que esa persona tenga también bajas habilidades sociales o estilos más agresivos, y eso ya no depende de nsotros y es algo que debe trabajarse ella, por lo general estas técnicas están diseñadas para no dar más problemas y que la otra persona reciba de manera positiva la negativa a su petición.
Para empezar debemos cuidar nuestro lenguaje corporal, mirando que la distancia entre ambos sea correcta (ni muy lejos que sería pasivo, ni muy cerca invadiendo el espacio), además debemos cuidar de tener una postura corporal que sea tranquila y relajada, no estar tensos, sino cómodos. Esto es importante porque mucha de la sensación que le transmitamos a la otra persona vendrá de esta conducta. Para seguir deberemos observar y modular los aspectos paralingüísticos, es decir, el tono de voz (ni muy alto ni muy bajo, suave), la velocidad con la que hablamos (hablar de forma normal, no rápido), etc…
Luego debemos tener claro el “qué” vamos a decir, el contenido del discurso. Qué quiero decirle a esa persona.
Asi pues, teniendo todo esto en cuenta podemos pasar a ponerlo en práctica. Los pasos serían:
1- Introducir el tema: Si la otra persona nos hace la petición en el momento no es necesario pues lo introduce ella, pero puede que la petición nos la hicieran otro día o por correo y ahora queramos decir que no. Para sacar el tema, lo mejor es ser naturales y si puede ser encaminar el tema a algo relacionado con la petición, por ejemplo si nos decían de llevarles en coche a algún lado, comentar un coche que pase que nos gusta y luego decir, !Hablando de coches¡ Te quería comentar lo que me dijiste el otro día… Otra forma es simplemente entrar al tema diciendo algo del estilo: “Por cierto, quería comentarte una cosa, sobre algo que me dijiste el otro día…”, ” Te acuerdas que me pediste si podía….”,”He estado pensando sobre el favor que me pediste….”. Esta claro que el mejor momento será aquel en el que la otra persona esté más receptiva, pero no siempre esto es posible.
2- Utilizar las técnicas para manifestar el no deseo de llevar a cabo la acción que nos piden. Estas técnicas están diseñadas para ofrecernos un guión que seguir si la otra persona nos atosiga, como veremos ellos también saben que técnicas utilizar para salirse con la suya, y esto nos permitirá saber cómo reaccionar asertivamente. Las técnicas son tres:
– Técnica del sandwich (o bocadillo): Consiste en tres partes:
- La parte inicial inicial (en esta metáfora sería equivalente al pan) sería ser empáticos y agradables con la otra persona, introducir el tema de forma agradable. Sería una parte positiva del discurso.
- A continuación introduciríamos la parte en la que decimos que no (la chicha, el embutido), diciéndoles asertivamente que en este momento no puede ser. Esta parte debe ser breve y no alargarse, además si es un amigo cercano podemos dar algún motivo pero no debemos justificarnos ni dar demasiados motivos. Debemos aplicar escucha activa del otro, controlar el tono de voz y las palabras.
- Y para acabar cerraríamos con otro comentario positivo (más pan) para cerrar la conversación con buen sabor de boca. Por ejemplo manifestar que nos ha agradado poder hablar del tema, que nos alegramos del buen resultado de la conversación, etc…
Veámoslo con un ejemplo, cuando nos piden dinero, los pasos serían:
- Quería hablar contigo de lo que me comentastes el otro día, sobre que necesitabas dinero, la verdad es que entiendo que estas en una situación difícil, debe ser duro para ti. Entiendo que me lo hayas pedido a mi…
- PERO… En este momento no puedo prestarte el dinero, espero que lo entiendas. No puedo prestarte el dinero, me es imposible.
- Sin embargo espero que tu problema se solucione pronto, y si hay alguna otra cosa en la que sí pueda ayudarte, estaré encantado/a. Me ha alegrado mucho poder hablar contigo del tema porque era algo que realmente me preocupaba, me alegra que tengamos tan buena amistad.
– Disco rayado: Esta técnica consiste básicamente en eso, en convertirnos en un disco rayado, es decir, repetir la misma premisa hasta que la otra persona se dé por vencida. NO hay que hacerlo de forma agresiva o pasiva, sino asertiva. Es repetir, “entiendo tu punto de vista pero no puedo”, “como ya te he dicho me es imposible”, “no puedo”. Repetir la negativa hasta que el otro se rinda en insistir. Se aplica después del sandwich y solo si este no ha funcionado y la otra persona no acepta la negativa.
– Aplazamiento (solo si nos interesa): Cuando la otra persona se pone muy pesada podemos aplazar la decisión, decirle que ahora mismo no podemos prestarle el dinero (por ejemplo) pero que a lo mejor la semana que viene si, o que necesitamos tiempo para pensarlo. Esta técnica es opcional y solo debe alicarse si realmente nos interesa aplazar la decisión, si en realidad es cierto que deseamos prestarle el dinero pero ahora no podemos. Si lo que queremos es decir que no, mejor hacerlo al momento. También podemos hacer otra cosa, que es aplazar la conversación si la otra persona se altera, es decir, comunicarle que hablaremos con ella cuando este más calmada o tranquila.
3- Cerrar la conversación. Con cualquiera de las técnicas es importante poner fin a la conversación quedando con un buen sabor de boca. Manifestar lo agradable que ha sido poder hablarlo y llegar a una conclusión sin enfadarnos, etc… Aquí es cuando evaluamos (para nosotros mismos) cómo ha ido: si he conseguido mi objetivo o no (que en este caso sería no prestarle el dinero y no perder la amistad o enfadar a la otra persona). Si hemos conseguido el objetivo es que lo hemos hecho bien.
Debemos considerar que tanto la ironía como el sarcasmo son formas de agresividad y que mentir tampoco es asertivo. Así que no los utilicemos.
¿Qué piensa la persona a la que le decimos que no?
Muchas veces el motivo de no poder decir que no es porque tememos la reacción (o lo que vaya a pensar) la otra persona. Lo cierto es que el que hace una petición también usa técnicas y aunque no sea muy consciente sabe cómo usarlas. Se mueve por un interés, como todos. Es normal que usen el chantaje, la presión, aludan a la amistad como motivo, etc… Pero esto no debe intimidarnos pues es solo una forma de conseguir algo que igual utilizaríamos nosotros también en su lugar.
Otra cosa que puede pasar es que la otra persona se ponga más agresiva en su estilo al ver que no cedemos, hay que mantenerse firme aquí también porque sino lo que conseguiremos es que cada vez sea más difícil decir que no y más grande la petición, nos habran forzado a un estilo pasivo.
Debemos pensar que lo que dice no es la realidad, ni somos malas personas por no prestarle el dinero, ni le estamos haciendo “una putada”, ni le ponemos en una situación difícil, ni le queremos menos, todo eso es chantaje, nuestro motivo para no dejarle el dinero es objetivo y hay que mantenerse y no entrar al trapo de hablar de la amistad ni nada que saque, en estos casos seguir con disco rayado.
Debemos tener en cuenta que puede que la otra persona no tenga las habilidades para expresarse de otra manera y que tenga un estilo no asertivo, pero eso nos da aun más motivos para permanecer asertivos. Debemos saber que los problemas de regulación emocional también inciden, de manera que si estamos muy alterados seremos incapaces de aplicar estrategias y ser civilizados. Cuando el déficit es en la regulación emocional (y no en habilidades) lo mejor es aplazar la conversación hasta que esa emoción intensa disminuya y podamos aplicar las técnicas asertivas. Esto se aplica para ambas partes.
¿Puede alguien enfadarse si le decimos que no? Pues es posible, pero entonces debemos plantearnos la calidad de la relación, es decir, si la otra persona decide que porque le digamos que no ya no podemos ser amigos entonces es que igual esa amistad no era tan fuerte o no nos interesa tener una amistad así. Una buena amistad no tiene porque romperse porque digamos que no y si lo hace es decisión de la otra persona, allá ella. Pero no podemos estar cediendo continuamente a cosas que no queremos.
La cuestión es que todo reside en la práctica, llegará un momento en que automaticemos estas conductas y no nos sepa mal decir que no. Podemos empezar entrenando esta habilidad con cosas más fáciles e ir subiendo en dificultad o malestar a peticiones más personales o grandes.
Imagen: Devianart.