Ya comentamos en una entrada anterior que los científicos estaban ideando un test sanguíneo para detectar el cáncer de mama en la sangre en lugar de utilizar las imágenes obtenidas por las mamografías.
Parece ser que esta idea sigue avanzando con el paso del tiempo y está más cerca de ser una realidad. Los investigadores del University College London han realizado un nuevo estudio en el que han encontrado datos muy esperanzadores.
Podemos dividir en dos grandes grupos el cáncer de mama: el hereditario y el no hereditario. Del primer grupo, que abarca tan solo el 10% de los cánceres de mama, cada vez se conoce más; sin embargo, el 90% restante todavía sigue siendo un misterio en cuanto a sus verdaderas causas.
Se sabe desde hace poco tiempo que una mutación en el gen denominado BRCA1 es el responsable del origen del cáncer de mama hereditario. Esto supuso un gran impulso para el desarrollo de nuevas terapias para combatir este tipo de cáncer desde más flancos y aumentar así las probabilidades de sobrevivir.
Los investigadores ingleses analizaron uno de los mecanismos que regulan la expresión genética, un mecanismo llamado metilación del ADN. Este proceso que tiene lugar en el ADN de nuestras células es capaz de modificar la lectura de nuestro código genético. La rama de la ciencia que se dedica a investigar esta relación se llama epigenética, y está teniendo un auge importante en los últimos años.
Descubren un importante factor en la sangre que interviene en los dos tipos de cáncer de mama
En el estudio del University College London participó una muestra amplia de mujeres a las que se les recogió una muestra sanguínea unos años antes de que hubieran desarrollado ningún cáncer de mama.
Tras comparar la metilación del ADN que había en cada una de las muestras recogidas, los investigadores descubrieron que esta firma genética se encontraba tanto en las mujeres que desarrollaron el cáncer de mama hereditario como el no hereditario. Habían encontrado un factor que interviene en los dos grandes tipos de cáncer de mama, todo un logro.
El principal autor del estudio, el profesor Martin Widschwendter, explica:
“Hemos identificado una firma epigenética en las mujeres con una mutación del gen BRCA1 que estaba vinculado a un mayor riesgo de cáncer y a menor tasas de supervivencia. Sorprendentemente, encontramos la misma firma en grandes cohortes de mujeres sin la mutación del BRCA1 y fue capaz de predecir el riesgo de cáncer de mama varios años antes del diagnóstico”
Se cree que la metilación, al impedir que se pueda leer esa región del ADN, provoca una serie de alteraciones en las células del sistema inmune que les harían incapaces de combatir las células cancerígenas. De esta manera, no podrían prevenir el desarrollo del cáncer de mama.
Como todo en ciencia, se está a la espera de nuevos estudios que confirmen estos resultados tan esperanzadores. A pesar de ello, el profesor Widschwendter no puede ocultar su alegría puesto que es consciente de que se pueden abrir nuevas puertas que ayudarán a luchar contra ese gran porcentaje de casos de cáncer de mama en los que no hay una explicación genética:
“Los datos son alentadores ya que demuestra el potencial de una prueba sanguínea basada en la epigenética para identificar el riesgo de cáncer de mama en mujeres sin mutaciones genéticas predisponentes”
La ciencia, aunque relativamente lenta, sigue su curso con paso firme. Es solo cuestión de tiempo que nos demuestre que es capaz de acabar con enfermedades tan prevalentes como el cáncer de mama o la Diabetes.
Fuente: Genome Medicine