Si estáis interesados en la nutrición y la alimentación saludable, ya sabréis de buena mano la cantidad de mitos y sandeces que pueden llegar a escucharse. Hay tantísima desinformación, unido a que todo el mundo se atreve a hacer sugerencias acerca de la alimentación que son muchas las personas que terminan realmente mareadas sin saber que es lo conveniente para su alimentación. Por ello hoy vamos a aclarar y explicar los 6 mitos nutricionales más repetidos.
Mito 1. No hay que comer más de 3 huevos a la semana
Es un mito que se viene arrastrando desde hace ya muchos años, en gran parte, debido al entusiasmo que se puso desde las instituciones y la dietética más clásica en demonizar las grasas y el colesterol. Porque es cierto que la yema del huevo tiene una alta cantidad de colesterol, pero debemos diferenciar el colesterol presente en los alimentos de nuestro colesterol sanguíneo. Y en este aspecto, parece ser que la ingesta de alimentos con colesterol no alteran tanto como se creía nuestros niveles séricos de colesterol.
En el último meta análisispublicado a principios de año en el Bristih Medical Journal concluye que un mayor consumo de huevos (hasta un huevo por día) no está asociado con un mayor riesgo de enfermedad coronaria o accidente cerebrovascular.
Mito 2. La fruta después de comer engorda
Particularmente, éste y el también mito de que el plátano engorda son, seguramente, los mitos que más veces tengo que explicar en consulta y hacer ver que no son verdad. Es increíble la cantidad de gente que deja de comer fruta porque piensa que si no la toma con el estómago vacío “le va a engordar”.
Para dejar claro que la fruta “engorda” lo mismo, antes, después o entre comidas os dejo un fragmento del blog de Luciana Tenreyro, donde explica el origen de este mito: “La idea de que la fruta engorda después de comer proviene del libro “La antidieta” publicado hace décadas por los autores Harvey y Marilyn Diamond. Una de las bases de este libro es que para adelgazar, la fruta se debe comer sola porque así se digiere y se aprovechan mejor sus propiedades nutricionales. Por contra, tomarla después de las comidas, supuestamente dificulta la utilización de sus nutrientes porque se mezcla con otros alimentos en el estómago, haciendo que fermente, produciendo mala digestión y dificultando la utilización de sus vitaminas”
Pero, ¿es verdad esto? Pues a día de hoy no hay estudios científicos que lo avalen ni hayan podido demostrarlo. La fruta va a aportar las mismas calorías si se come entre horas como si se toma después de comer.
Mito 3. El chocolate no es saludable
Desde luego, el chocolate con leche o cualquier chocolatina no son alimentos saludables. Pero no nos estamos refiriendo a este tipo de chocolates, sino al chocolate negro con un alto porcentaje de cacao. Este chocolate, cuenta con flavanoides relacionados con mejoras para la salud (disminución de la tensión arterial, efecto antioxidante…) y a pesar de contener una alta proporción de grasas saturadas, éstas provienen en su mayoría de un ácido graso saturado “saludable”: el ácido esteárico. Es un tipo de ácido graso saturado que no se ha relaciona con unos peores perfiles lipídicos en sangre y parece ser que su efecto es neutro (aunque incluso algunas investigaciones sugieren efectos beneficiosos al encontrar que mejora el colesterol “bueno” HDL.)
Mito 4. No hay que comer pescado porque contiene tóxicos
Mercurio, Binfenilos policlorados (PCB) y dioxinas son el trío de ases que más protagonismo están adquiriendo como “tóxicos” en la alimentación. Y es cierto que el mercurio se va acumulando en los pescados, habiendo mayor cantidad en aquellos más grandes como el emperador, el atún rojo o el tiburón. Y también es cierto que no consumir pescado es una forma de evitar la ingesta de mercurio o PCB, pero ¿es la mejor decisión teniendo en cuenta los beneficios de comer pescado?
Los Doctores Mozaffarian y Rimm exponen en su análisis que se ha calculado que si 100.000 personas comieron salmón de piscifactoria (el más relacionado con altos contenidos de mercurio y PCB’s) 2 veces por semana durante 70 años, el aporte extra PCB podría causar 24 muertes adicionales por cáncer, pero evitaría al menos 7.000 muertes por enfermedades del corazón. Por tanto, los beneficios son sustancialmente mayores que los posibles perjuicios.
Mito 5. La sal marina es más saludable que la sal de mesa
La sal de mesa, que es la que adquirimos en los supermercados, generalmente proviene de unas minas y salares y contiene aproximadamente 400 miligramos de sodio por cada gramo de sal. Por otro lado, la sal del mar proviene del agua de mar evaporada y su adquisición suele ser menos común (y mucho menos económica) y nutricionalmente es casi idéntica a la sal común aunque se insista en lo contrario, aportando prácticamente la misma cantidad de sodio por cada gramo.
Los defensores de la sal marina señalan que esta sal contiene otros compuestos como magnesio o hierro. No obstante, las cantidades de estos micronutrientes son tan pequeñas que hablamos de “micronutrientes traza” ya que para obtener una dosis significativa, habría que tomar niveles extremadamente altos y potencialmente peligrosos de sal. Además como punto a favor de la sal común, es que ésta suele ir fortificada con yodo.
Fuentes: MH / Harvard edu
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