Todos somos conscientes de que el proceso de envejecimiento es inevitable. Aun así, el paso de los años no es igual de duro con todos, y algunas personas conservan una buena forma física hasta bien entrada la vejez. Parece claro, pues, que la fecha de nacimiento no tiene que determinar la vejez real del cuerpo y de las células.
La respuesta, según un trabajo de revisión publicado en la revista Trends in Molecular Medicine, podría estar en el ambiente en el que vivimos y las sustancias tóxicas a las que estamos expuestos. Esto podría provocar una aceleración en el proceso de envejecimiento de una persona, así como influir directamente en la esperanza de vida.
Gerontogenes
Se les llama gerontogenes, y aún se encuentran bajo estudio. Con este concepto nos referimos al estado alterado de aquellos genes que están relacionados con el envejecimiento. La actividad de estos genes está modulada por numerosos estímulos, tanto externos como internos, que inducen o reprimen su expresión y que, por consiguiente, aceleran o ralentizan al final todo el programa genético relacionado con el envejecimiento.
Los factores ambientales que afectarían a estos genes son los gerontógenos. La lista siguiente es la que los investigadores consideran más vinculada con la aceleración del proceso de envejecimiento.
- Tabaco: según el estudio, la sustancia más tóxica y dañina, puesto que el humo del cigarrillo contiene cerca de 4.000 sustancias potencialmente tóxicas. Los fumadores podrían tener una esperanza de vida de menos 7 años, y los que inspiran el humo como fumadores pasivos también podrían verse afectados. Los mutágenos que contiene el humo del cigarrillo, como el monóxido de carbono o la nicotina, producen daños directos en nuestro ADN. Los cigarrillos están vinculados con los cánceres, pero también con aterosclerosis, fibrosis pulmonar y otras enfermedades asociadas con la edad.
- Sol: la exposición excesiva al sol y los rayos UV provocan no sólo un envejecimiento prematuro de la piel (afecta directamente al ADN), sino que provocan cánceres de piel muy agresivos, como el melanoma. Los rayos UV también producen cambios en algunos biomarcadores del envejecimiento (influyen en la longitud de los telómeros) que están asociados a un acortamiento de la esperanza de vida y a enfermedades neurodegenerativas.
- Arsénico y benceno: el arsénico disminuye la capacidad de autopreparación del ADN, y el benceno, que se encuentra en las emisiones de los coches o el humo del tabaco, limita la producción de telómeros (extremos de los cromosomas). Recordemos que el proceso de envejecimiento está relacionado con la cada vez menor longitud de los telómeros.
- Obesidad: es bien sabido que el exceso de peso está relacionado con enfermedades relacionadas con el envejecimiento como la diabetes o las enfermedades cardiovasculares y el cáncer. También la obesidad provoca una disminución en la longitud de los telómeros y, por lo tanto, puede acelerar el envejecimiento.
- Estrés: el estrés puede provocar envejecimiento prematuro. Aunque diversos estudios muestran que un poco de estrés puede ser positivo, mucho provoca una disminución de las defensas, un aumento de enfermedades cardiovasculares, un impacto negativo en la memoria y una disminución de la encima telomerasa, responsable de la reparación de los telómeros. De todos modos, el tema del estrés es más controvertido. Hay estudios que indican que éste incluso podría alargar la vida.
Fuente | Madri+D