Los edulcorantes están íntimamente ligados a nuestra alimentación, forman parte de nuestro día a día al ser incorporados a alimentos como el café, las infusiones, frutas y más que otro postre. A muchos nos es indiferente emplear un edulcorante u otro, sin embargo, cada vez es mayor el interés por utilizar un edulcorante que nos ayude a perder peso. Pero… ¿es realmente bueno para nuestra salud?
Para empezar, debemos de tener sumo cuidado con el azúcar; la American Heart Association recomienda no más de 24 gramos de azúcar al día en mujeres y 36 en hombres. Si superamos esta cantidad, estamos poniendo en juego nuestra salud.
La elección del edulcorante adecuado no es tarea fácil, pues no existen los estudios suficientes que muestren los efectos en nuestro metabolismo a largo plazo de los diferentes tipos de azúcares, y los que ya existen entre animales y personas son totalmente contradictorios. Para que vuestra elección sea acorde a vuestras necesidades, en Medciencia os acercamos los edulcorantes más populares y sus pros y contras.
El azúcar
Procedente de la caña de azúcar, o parte del jarabe de arce o la miel, el azúcar es la elección más adecuada cuándo lo que realmente quieres es disfrutar del sabor de los alimentos dulces. Unas pocas cucharadas para el yogur, café, té, pero nunca en todas estas comidas en un mismo día, o tomar de uno a dos alimentos con azúcares añadidos como los cereales, helados o galletas.
Debemos andar con ojo, pues existen alimentos con una gran cantidad de azúcar que probablemente consumiremos en nuestro día a día.
El agave
Desconocido para muchos, el agave es el edulcorante con mayor contenido en fructosa (alrededor del 90%). La fructosa no eleva nuestros niveles de azúcar en sangre como lo hace la glucosa, es decir, posee un menor índice glucémico que otros edulcorantes.
Pero todo tiene un precio; al no estar regulado por la insulina en la medida que lo está la glucosa, altas cantidades de fructosa elevan los niveles lipídicos en sangre, aumentan la cantidad de triglicéridos circulantes. Esto nos lleva a otro tipo de problemas, como trastornos metabólicos, problemas de corazón y de hígado. En definitiva, no es el mejor edulcorante si lo que buscamos es mantenernos sanos.
El jarabe de maíz
Es un edulcorante líquido, que es creado a partir del almidón o la fécula del maíz. Posee una gran cantidad de fructosa, y muchos estudios llegan a la conclusión de que nuestro cuerpo lo procesa de la misma forma que procesa otro tipo de azúcares.
No es un edulcorante muy recomendado porque generalmente aparece en comidas muy procesadas, que no suelen ser buenas para la salud, por lo que si nos decantamos por este edulcorante debemos de situarnos un límite diario y cuidar con que alimentos lo estamos incorporando.
Edulcorantes artificiales
El aspartamo, la sacarina, sucralosa o el acesulfamo potásico, son edulcorantes que no nos propocionan ni carbohidratos ni calorías, por lo que no aumentan los niveles de azúcar en sangre de la misma forma que otros azúcares hacen. En esta década es el producto estrella para aquellos cuyo interés es el de perder peso, y nos lo encontramos en bebidas y en gran cantidad de alimentos.
Sin embargo, un informe de 2012 del American Heart Association indica que no existe evidencia concluyente para confirmar de que los edulcorantes artificiales sean unos buenos sustitutos del azúcar, y señala que debemos de tener especial cuidado pues pueden alterar nuestro control del metabolismo, causando enfermedades como la diabetes.
Estevia
Procedente de la planta de estevia, es un edulcorante que esta recuperando protagonismo, y del que ya profundizamos un poco más en sus pros y contras. No eleva los niveles de glucosa en sangre y posee un contenido calórico bajo. Los estudios al respecto no son muy concluyentes, y abren un debate al aparecer resultados en los que la estevia parece no solo no elevar los niveles de glucosa en sangre, sino que además los disminuye. Debemos andarnos con ojo con este tipo de productos aun por profundizar y el gancho de ‘producto natural‘ que le suele acompañar.
Polialcohol
También conocidos como azúcares alcholicos, se caracterizan por poseer cabrohidratos hidrogenados cuyo grupo carbonilo ha sido reducido a hidroxilo, permitiéndoles jugar el papel de edulcorante. Se encuentran en los chicles sin azúcar y los caramelos, y proporcionan menos calorías que el azúcar tradicional, y elevan menos los niveles de azúcar en sangre.
Un consumo elevado de los mismos pueden causar diarrea, calambres y algunos trastornos gastrointestinales, por lo que su consumo lo debemos de reducir a algún que otro chicle o caramelo casual.
Fuente | EveryDayHealth