Los videojuegos de acción mejoran la atención y la toma de decisiones – Medciencia

Hace poco ya os explicamos en Medciencia como los videojuegos violentos, lejos de ser cargados por el diablo, son una buena forma de fomentar la cooperatividad entre sus jugadores, o incluso de servir como terapia contra la ansiedad como señalaba alguno de nuestros lectores (por favor, ceñiros al juego, la violencia real no es bonita). Hoy os traemos más novedades tecnológicas relacionadas con la neurociencia, ya que parece ser que otro tipo de videojuegos, los videojuegos de acción, mejoran nuestra atención y nuestra forma de tomar las decisiones.

La agencia SINC (servicio de información y noticias científicas) ha hablado con Daphne Baveller, neurocientífica de la Universidad de Rochester, de EE.UU., la cual lleva estudiando la capacidad de aprendizaje y adaptación de nuestro cerebro y como reacciona este a los videojuegos. Sus trabajos demuestran que los jugadores de videojuegos de acción (y no los sociales, como los de facebook; o de estrategia, como el World of Warcraft por citar un ejemplo) perciben mejor los detalles y de forma más rápida, además de tener una mejor capacidad para tomar decisiones más precisas. Sus resultados se han presentado en el octavo congreso de la Federación Europea de Sociedades de Neurociencia.

Según Baveller, los videojuegos entrenan diferentes funciones cerebrales, como la capacidad de atención y la toma rápida de decisiones precisas en los videojuegos de acción. Por tanto no podemos decir que son “malos” como muchos padres denuncian, sino que pueden llegar a ser muy buenos incluso. Además, señala, los videojuegos potencian la plasticidad cerebral, la cual se va perdiendo con la edad y suele ser la causa de los trastornos neurodegenerativos actuales (como el Alzheimer, donde se va perdiendo capacidad neuronal a medida que avanza la enfermedad). Por tanto, los videojuegos potenciarían la capacidad de aprendizaje y adaptación a los cambios de edad, incluso hasta la vejez.

Un ejemplo de pérdida de plasticidad cerebral es el autismo, del cual no sabemos mucho aún, pues no se sabe como la pérdida de plasticidad produce la enfermedad. Sería un gran avance entender como esta pérdida de plasticidad llega a causar la patología.

Por otra parte, la neurocientífica habla de la capacidad terapéutica de los videojuegos, los cuales ya están siendo usados en algunos hospitales para mejorar la recuperación de las personas con un ictus o infarto cerebral, mediante ejercicios para recuperar el habla. Además, también son usados con niños, para potencial su aprendizaje. Sin ir muy lejos, en Nueva York ya existe una escuela donde los niños aprenden física y matemáticas diseñando videojuegos, y se espera que esta forma de aprendizaje se expanda a más colegios e instituciones. Seguro que conocéis el famoso juego Angry Birds, ¿no?, pues es simple y pura física aplicada, como muchos de nuestros lectores ya sabrán.

Eso si, existe aún un problema. Baveller y su equipo aún no saben como los videojuegos influyen en la plasticidad cerebral. Se sabe que influyen y potencian la plasticidad, pero los mecanismos moleculares son desconocidos actualmente. En cuando consigan descubrirlos, podrían diseñar videojuegos específicos en función de la necesidad de cada persona, ya que cada persona tiene un patrón de juego distinto. Cada persona juega a su manera, por lo que un mismo juego puede no ser útil para dos individuos diferentes. Sin ir más lejos, los niños con trastorno del déficit de atención no responden a la mejora de atención con los videojuegos de acción.

Así pues, recalcamos que las tecnologías pueden ser usadas muchas veces como beneficio para la salud y el avance científico pero, como todo, el exceso es malo. Aquí es donde radica la preocupación de los padres con sus hijos, que “viven pegados a la consola o el ordenador”. Los videojuegos en su justa dosis mejoran la plasticidad, pero en exceso pueden crear adicción por ejemplo, mucho cuidado.

Vía: SINC.

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