No hace falta volver a hablar de los innumerables beneficios del deporte, tanto en términos físicos como psicológicos. Estos beneficios se vislumbran incluso a través de imágenes del cerebro. Los escáneres de las personas físicamene activas muestran volúmenes cerebrales más grandes y una materia blanca, la que contiene las fibras nerviosas, menos afectada que aquellas personas más sedentarias.
Ahora, un nuevo estudio a revelado que los adultos mayores que participan regularmente en actividades físicas de moderadas a vigorosas muestran una actividad cerebral en reposo más variable que los que no llevan a cabo ninguna actividad. Esta variabilidad se asocia con un mejor rendimiento cognitivo, dicen los investigadores. Los nuevos hallazgos aparecen publicados en la revista PLoS ONE.
Los científicos, de la Universidad de Illinois (Estados Unidos), trabajaron con 100 adultos de entre 60 y 80 años, a los que se les midió la cantidad de actividad física durante más de una semana. Los investigadores también realizaron resonancias magnéticas para observar los cambios en el tiempo de los niveles de oxígeno en sangre en el cerebro, lo que refleja la actividad cerebral de cada participante en reposo. Por último, también evaluaron el estado de las fibras de materia blanca de cada persona, que transportan los impulsos nerviosos e interconectan el cerebro.
Mayor variabilidad cerebral
Como ya hemos avanzado, los expertos detectaron una mayor variabilidad cerebral en reposo en las personas que realizaban más actividad física. Un estudio anterior de los mismos autores había constatado ya que esta mayor variabilidad está asociada a un mejor desempeño en las tareas cognitivas complejas, especialmente en tareas de inteligencia y memoria.
Los investigadores también encontraron que los adultos mayores más activos también tenían una mejor estructura de la materia blanca.
Ejercitar el cerebro
Nuestro cerebro también envejece, y para que goce de buena salud es necesario que lo mantengamos activo y que lo entrenemos. Más allá del deporte, existen otras actividades más o menos rutinarias que nos pueden ayudarnos a mantener el cerebro en plena forma, de modo que podamos posponer el deterioro inherente al envejecimiento.
Leer es una de estas actividades que, de manera sencilla, nos aporta miles de beneficios, entre ellos la capacidad de concentración y la agilidad mental. Otro hábitos que deberíamos incorporar en nuestra rutina es una buena higiene del sueño. Dormir bien es vital para que en nuestro cerebro no se produzca un deterioro de la agilidad mental y de la memoria. De hecho, como ya indicamos en Medciencia, la falta de sueño podría ser tan dañina para el cerebro como el Alzheimer.