Tomar demasiados azúcares y carbohidratos refinados, así como ser totalmente sedentarios se relaciona respectivamente con una mayor pérdida cognitiva y con encogimiento cerebral. Eso es, al menos, lo que sugieren dos estudios recientemente publicados.
Las personas de 70 años o más que siguen una dieta con un alto aporte de carbohidratos (más si es rica en azúcares) presentan un riesgo casi cuatro veces mayor de desarrollar deterioro cognitivo leve. Por ello, las personas que consumen una mayor cantidad de proteínas y grasas en detrimento de los carbohidratos tienen menos probabilidades de padecer deterioro cognitivo, según el estudio llevado a cabo por investigadores de la Clínica de Mayo y publicado en el Journal of Alzheimer’s Disease.
La investigación estudió a 1.230 personas de entre 70 y 89 años de edad y encontró que teniendo en cuenta la ingesta total de grasas y proteínas, las personas con mayor consumo de carbohidratos tenían 3,6 veces más posibilidades de desarrollar un deterioro cognitivo leve.
Rosebud Roberts, epidemiólogo de la Clínica Mayo y autor principal de estudio afirma que esta investigación pone de relieve la importancia de una dieta equilibrada:
“Creemos que es importante comer un equilibrio saludable de proteínas, carbohidratos y grasas, porque cada uno de estos nutrientes tiene un papel importante en el cuerpo. Por ello que un desequilibrio como un alto consumo de carbohidratos podría ser negativo para la salud cerebral porque los carbohidratos afectan al metabolismo de la glucosa y de la insulina. Los niveles demasiado altos de azúcar en realidad pueden impedir que el cerebro los utilice, algo similar a lo que vemos con la diabetes tipo 2″
Por otro lado, otro estudio publicado hoy mismo en la revista impresa de Neurology®, la revista médica de la Academia Americana de Neurología, sugiere que las personas que realizan ejercicio físico en las últimas etapas de la vida pueden proteger mejor su cerebro de los cambios relacionados con la edad, en comparación con aquellas personas que no se ejercitan.
Y es que se ha encontrado que después de tres años, las personas de edad que han participado en más actividades físicas experimentan menos encogimiento cerebral que aquellos que se ejercitaron en menor medida. Lo que no mostró el estudio es algún beneficio real en el tamaño del cerebro debido a la participación en actividades sociales y mentalmente estimulantes.
Es por ello que el autor del estudio Alan J. Glow, señala que los “resultados muestran que el ejercicio regular en la tercera edad es potencialmente importante para la protección del cerebro a medida que envejecemos.”
Vía| MayoClinic/ AAN
Imagen| NorthernTrus