¿Alguna vez has notado que tus mejores amigos hablan de la misma manera que tú? No es que el roce aproxime nuestras voces, sino más bien que podríamos aproximarnos a aquellas personas con una voz y acento similares. ¿Por qué? Un estudio reciente acaba de hallar que preferimos voces similares a la nuestra porque podrían aportar un sentido de comunidad y pertenencia social que nos da calma y serenidad.
Este hallazgo contrasta con investigaciones anteriores, que habían sugerido que preferimos las voces que provienen de mujeres “pequeñas” y las voces “graves” que provienen de los hombres físicamente “grandes”. El nuevo estudio, publicado en la revista PLOS ONE y llevada a cabo por investigadores de la University of British Columbia, identifica una nueva variedad de señales acústicas que podríamos encontrar atractivas y que van más allá de la forma y el tamaño de una persona. Porque los autores del trabajo indican que la voz es una herramienta increíblemente flexible que utilizamos para construir nuestra identidad, y que muy pocas cosas en ella son inalterables.
Con todo, los autores aseguran que los resultados de su trabajo indican que nuestra preferencia por las voces no está determinada por el tamaño corporal y la búsqueda de un compañero, sino que también es importante que esta voz encaje dentro de nuestro grupo social.
Los resultados del trabajo mostraron diferencias fascinantes en la voz entre diferentes dialectos regionales, pero lo que más les llamó la atención fueron las diferencias entre géneros. Los voluntarios, norteamericanos, mostraron una preferencia por aquellos hombres que acortan las palabras a la hora de hablar. Los investigadores también encontraron una preferencia por las voces masculinas que suenan más “graves”, hallazgo que apoya las investigaciones anteriores.
Para las mujeres, también hubo una fuerte preferencia por las voces entrecortadas (al estilo de Marilyn Monroe), en contraposición a las voces chirriantes de actrices como Ellen Page. El encanto de la voz ligera y sutil (por lo general, como resultado de cuerdas vocales más pequeñas y delgadas) se relaciona con nuestra obsesión cultural con la juventud y la salud, aseguran los investigadores. Una voz chirriante podría sugerir que una persona tiene un resfriado, está cansado o fuma con regularidad.
El estudio
Para el trabajo, los científicos pidieron a diferentes participantes californianos, de edad universitaria, que evaluaran el atractivo de voces masculinas y femeninas de personas habitantes de la zona oeste del río Mississippi. Los resultados encontraron que los participantes preferían las señales acústicas, tanto en hombres como en mujeres, específicas de la comunidad de la que formaban parte.
Por ejemplo, los participantes de California mostraron una fuerte preferencia por las voces femeninas que pronuncian los sonidos característicos del habla inglesa de la zona de California (la pronunciación de ciertas vocales es muy diferente dependiendo de la zona de Estados Unidos de donde provengas). La preferencia por los varones por las mujeres con una menor longitud media de palabra se explica por la diferencia entre cómo los hombres y las mujeres hablan. En el inglés norteamericano, al parecer las mujeres utilizan palabras más largas que los hombres. De aquí que los hombres prefirieran a las mujeres que utilizaban palabras más cortas.
Acentos extranjeros
Todo esto contrasta con la pasión que muchos sienten por los acentos extranjeros. ¿Por qué gustan si no forman parte del grupo social al cual uno pertenece? Esta evidencia anecdótica parece contradecir los resultados del trabajo presente. Los investigadores, no obstante, han aportado una posible explicación: en un momento dado, lo exótico también podría ser atractivo. En otras palabras, cuando una voz se encuentra por completo fuera del rango de familiaridad, la novedad de esta voz que suena exótica podría resultar más atractiva. Los expertos añaden que, además, hay que tener en cuenta que existen algunos acentos más preferibles que otros debido a los estereotipos sociales que asociamos con ellos. Por ejemplo, el acento francés nos puede resultar atractivo porque muchos lo asocian al romanticismo parisino y al amor.
Fuente | Sciencedaily