Cuando empiezas a estudiar neurología, una de las primeras cosas que te enseñan es que somos seres muy frágiles (hay días que me pregunto cómo resistimos tanto), pues uno de los sistemas más frágiles, pero a la vez más necesarios, es el sistema nervioso. Y, además, este sistema se puede dañar por múltiples causas, entre otras el ictus o ataque cerebrovascular.
Otra de las cosas que te enseñan es que cuando se presencia un ictus lo más importante de todo no es ni la edad, ni el sexo, ni las enfermedades del paciente… Es, ni más ni menos, que el TIEMPO. El tiempo es primordial para revertir el ataque, traumatismo o lesión, y ahora han descubierto un nuevo sistema que puede acelerar la actuación de los médicos, y hacerla más eficaz todavía, salvando así a nuestro cerebro de las probables futuras lesiones.
Este nuevo sistema consiste en una nanopartícula desarrollada por la Universidad de Rice, en colaboración con el Colegio de Medicina Baylor. Se trata de un combinado de polietileno glicol con grupos hidrófilos de carbono (PEG-HCC), que ya se estaban probando para tratamientos contra el cáncer. Las inyecciones de PEG-HCC durante el tratamiento inicial después de una lesión ayudó a restaurar el equilibrio de flujo sanguíneo del cerebro. Este estudio se ha publicado en la revista American Chemical Society.
“Esta podría ser una primera línea de defensa contra las especies reactivas del oxígeno (ROS) que están siempre activas durante un trauma médico. Estas lesiones se agravan cuando hay un traumatismo con pérdida masiva de sangre”
Para dejar un poco más claras algunas cosas, es necesario explicar que, durante una lesión cerebral, las células liberan una cantidad excesiva de agentes oxidantes, los llamados ROS, y sobre todo el superóxido o SO en sangre. Estas sustancias son tóxicas para nuestro organismo y empeoran la lesión, aunque las células las suelen liberar para eliminar agentes invasores externos (como las bacterias), pero su exceso puede ser fatal. Básicamente, el problema es su exceso, no su liberación en sí.
Durante la investigación, el uso de PEG-HCC en forma de nanopartículas de forma inmediata permitió recuperar el equilibrio de los radicales libres, como los ROS. Parece ser que las moléculas ROS se combinan facilmente con las PEG-HCC. La clave del asunto es el tamaño nanométrico (nueve veces más pequeño que un metro, una milmillonesima parte de un metro).
“Esta vez es un paquete de tamaño nanométrico el que esta haciendo algo que ningún fármaco o proteína pequeña podrían hacer, lo que subraya su eficacia y la de los activos basados en las nano-drogas”
Después de las inyecciones de esta sustancia, el flujo cerebral volvía a ser normal en cuestión de minutos, evitando el exceso de radicales libres y la consecuente vasodilatación de los vasos sanguíneos asociada. El problema no son los ROS, sino más bien su exceso.
Como señalaba al principio, el uso de este nuevo combinado podría salvar de lesiones posteriores a pacientes que sufran lesiones como un accidente cerebrovascular, o incluso a pacientes con algún trasplante de órgano, pues al devolver a nuestro organismo a su equilibrio inicial de forma rápida evitariamos las consecuencias dañinas del exceso de radicales libres que usa nuestro organismo en la inflamación. Pero, aunque nuestro cuerpo sea muy sabio, hay ocasiones en las que se pasa, como en algunas inflamaciones.
Vía: Rice University.