Es evidente que no todos tenemos un gusto por el mismo tipo de música, aunque hay a quién prácticamente cualquier estilo le parece bien, o quién incluso llega a odiar otros tipos. Esto se basa más en la personalidad que en cualquier otro factor, pero, ¿cambian las cosas con la edad? Según un reciente estudio, la respuesta podría ser afirmativa.
El estudio, a cargo de la Universidad de Cambridge, afirma que los gustos musicales pueden llegar a cambiar radicalmente con la edad, pasando por tres etapas diferenciadas según las circunstancias sociales de cada edad: Etapa intensa, etapa contemporánea y etapa sofisticada.
Para poner un ejemplo, la música de la etapa intensa (adolescente) sería la compuesta por estilos como el punk o el metal, ya que es la etapa de la vida donde buscamos establecer una identidad. Pero poco a poco vamos creciendo, y con la edad el gusto va cambiando, incluyendo a la música por supuesto.
Al entrar en la etapa adulta temprana (aún jóvenes, pero maduros), el gusto intenso desciende y se empieza a preferir la música “contemporánea”, como sería el pop o el rap. Esto se debe a que cada vez nos socializamos más en bares, discotecas y demás fiestas, donde la música tiende a ser más edificante y bailable.
Pero, al llegar a la mediana edad, el gusto contemporáneo tiende a decaer, y en su lugar empieza el gusto por música más “sofisticada”, como el jazz o la música clásica. Según los expertos este gusto más sofisticado se debería a un cambio en nuestra vida, buscando un nivel más intelectual, y un estado de mayor madurez emocional.
“Hay cierta tendencia a que los jóvenes prefieran la música que sus padres no puedan soportar o encuentren desagradable. Por tanto, deben existir ciertos cambios evolutivos que se van produciendo a medida que envejecemos”
Según los científicos, las connotaciones rebeldes de la “música intensa” ayudan a los adolescentes a descubrir su identidad. Más adelante, durante la primera etapa de la madurez, se busca ganar una mayor aceptación externa, ya que nos reunimos en bares, discotecas o fiestas con el fin de establecer una relación más estrecha con los demás.
Finalmente, a medida que nos aceptamos a nosotros mismos y adquirimos más recursos para expresarnos, buscamos una música más “sofisticada”, ligada a promover el estatus social, la inteligencia y la riqueza emocional. Según los investigadores, esta última etapa de la vida suele consumirse en mayor medida por el trabajo y la familia, y es posible que busquemos ese tipo de música más sofisticada como un método de huida y relajación.
Para llegar a estos resultados, publicados en el Journal of Personality and Social Psychology, se llegaron a usar las preferencias musicales de hasta 250.000 personas durante un periodo de 10 años. Se examinaron las preferencias de cada edad y se compararon con los “desafios de la vida”, como el paso de la adolescencia a la madurez, por ejemplo.
Como ya hemos comentado, el resultado claro fue que el gusto musical no permanece inalterable de por vida, sino que cambia activamente con la edad. Curioso, ¿verdad?
Vía | The Telegraph.