Como todos sabéis ya a estas alturas, la obesidad se ha convertido en la gran epidemia mundial del siglo XXI. Según la OMS (Organización Mundial de la Salud) aproximadamente 1 de cada 5 habitantes del mundo es obeso. Lo peor de todo, es que no parece que seamos capaces de parar el avance de esta epidemia a pesar de la gran cantidad de dietas, fármacos e incluso tratamientos quirúrgicos que se han desarrollado en las últimas décadas.
Sin embargo, investigadores de la empresa de biotecnología Braasch Biotech LLC, en Dakota del Sur investigan desde hace tiempo la posibilidad de crear una vacuna contra la obesidad a partir del estudio de la hormona somatostatina y han publicado los resultados preliminares de su estudio en el último número de la revista Journal of Animal Science and Biotechnology.
La somatostatina es una hormona secretada por el hipotálamo y el páncreas. Actúa como neuromodulador o como hormona reguladora inhibiendo la secreción de muchas otras hormonas, entre ellas, la hormona del crecimiento (GH), el factor de crecimiento insulínico (IGF-1), la insulina y el glucagón.
Las hormonas GH y IGF-1 estimulan el metabolismo causando una pérdida de peso, así que, en teoría, si pudiésemos hacer que nuestro cuerpo crease anticuerpos que ataquen a la somatostatina para que así estas otras hormonas puedan realizar su función “anti-obesidad” estaríamos creando una vacuna para la obesidad. Esto es exactamente lo que han intentado hacer estos investigadores americanos.
El doctor Keith Haffer y su equipo crearon una vacuna con somatostatina modificada para estimular al sistema inmune a producir anticuerpos contra la somatostatina pero sin interferir de forma directa con las hormonas de crecimiento.
El estudio se llevó a cabo con dos grupos de ratones obesos que habían sido alimentados durante 8 semanas con una dieta rica en grasas. Entonces, uno de los grupos recibió una inyección de somatostatina y el otro grupo recibió una inyección salina (este actuaría como control, se administra un placebo para diferenciar si los resultados son significativos o son casuales).
Durante otras 6 semanas se les siguió alimentando con la misma dieta rica en grasas y se les volvió a administrar las mismas inyecciones.
Los resultados mostraron que cuatro días después de la primera inyección, los ratones que recibieron la somatostatina modificada perdieron 10% de su peso corporal.Los animales del grupo control no perdieron ningún peso.
Al final del estudio los resultados indicaron que las vacunas de somatostatina habían logrado reducir otro 10% del peso corporal y no habían tenido un impacto negativo en los niveles de la hormona IGF-1 ni en los niveles de insulina, dice el estudio.
Así, aunque esto es todavía el principio del camino, ya que queda por valorar los efectos a largo plazo de este tratamiento y su efectividad, riesgos y beneficios en humanos, parece cada vez más posible el futuro uso de vacunas en el tratamiento de la obesidad.
Eso sí, tampoco lo veáis como un milagro, los científicos ya han advertido que para que la eficacia de esta vacuna sea máxima será necesaria su combinación, como siempre, con una dieta y un estilo de vida saludables.
Fuentes: The Age /Journal of Animal Science and Biotechnology
Imagen: Getty images.