Los cetáceos, los grandes y majestuosos señores de los océanos, son animales que nunca dejarán de sorprendernos y hoy os voy a hablar de dos estudios publicados recientemente acerca del comportamiento de dos tipos de cetáceos: las orcas y los calderones.
En el primer estudio, evidencian experimentalmente por primera vez la capacidad de imitación de las orcas. En el segundo, descubren que los calderones son muy sensibles a los peligros y en respuesta nadan de manera totalmente sincronizada.
Las orcas tienen una capacidad imitadora excepcional
Investigadores del Grupo de Estudio del Comportamiento Animal y Humano de la Facultad de Psicología de la Universidad Complutense de Madrid, en colaboración con el Instituto Max Plank de Antropología Evolutiva de Leipzig (Alemania) han llevado a cabo una investigación en un grupo de orcas (Orcinus orca) que aporta la primera evidencia experimental de la capacidad de imitación de acciones en esta especie.
La imitación es un comportamiento de aprendizaje muy importante en el ser humano y el debate de si existe o no en los animales sigue abierto. La mayoría de estudios sobre la imitación en animales se han centrado primates, hemos visto muchos ejemplos de ello, pero los cetáceos son buenos candidatos para mostrar aprendizaje por imitación, ya que han evolucionado en ambientes que han promovido la evolución de un cerebro grande, de una sociabilidad compleja y de tácticas de caza coordinadas.
Los resultados del estudio muestran que las orcas fueron capaces de aprender, en tan sólo un par de sesiones, ejercicios de imitación que los simios tardaron en aprender entre 3 y 9 meses. Después, fueron expuestas a comportamientos nuevos para ellas y fueron copiados al 100%, en algunos de los individuos incluso en el primer ensayo.
Esta investigación apoya la tesis de que, en comparación con los primates no humanos y con los otros delfínidos, las orcas poseen una predisposición excepcional a copiar las acciones de otros.
La imitación en las orcas, por tanto, podría ser una forma no genética de trasmisión de información al resto de individuos del grupo muy importante y daría una explicación a la tremenda eficacia biológica de este animal.
Los calderones nadan de manera sincronizada cuando sienten peligro
Sólo en el estrecho viven unos 300 ejemplares de calderones o ballenas piloto (Globicephala melas). Durante el resto del año viven el Mar Mediterráneo y el Océano Atlántico, llegando hasta Cabo Bretón (Canadá) pero no se sabe mucho acerca de su estructura social.
Un grupo de investigadores liderado por la Universidad de Aberdeen (Reino Unido) en colaboración con la Estación Biológica de Doñana (CSIC) y el grupo Conservación, Información e Investigación sobre Cetáceos (CIRCE) han realizado un estudio para analizar los patrones de asociación entre individuos dentro de esta comunidad de ballenas del Estrecho para proporcionar una visión a largo plazo de su sistema social.
Estudiaron los grupos durante 7 años y compararon las casi 5.000 fotografías tomadas de las aletas dorsales con las ballenas piloto de Canadá y la sincronía en el nado ante un peligro es total, tanto aquí como en Canadá.
Los investigadores también han desvelado que las parejas establecidas en la comunidad son para toda la vida y no intercambian individuos con otros grupos. Asimismo, la presencia de embarcaciones perturba su comportamiento de manera que los tiempos de inmersión son cada vez más largos, haciendo que su energía tenga que ser “malgastada” en protegerse a sí mismas en vez de a sus crías o en buscar comida.