La relación médico-paciente es el pilar básico en la práctica clínica, pues si alguno de los dos se escapa de su rol, se implica demasiado, o discute en exceso al otro, podemos tener un problema.
Generalmente, esta relación se respeta: el médico dice lo que hay que hacer y cómo se hace, y el paciente suele aceptar las decisiones sin discutir prácticamente nada (como máximo pregunta alguna que otra duda). Pero hoy en día, en la sociedad de la información (o desinformación, ahora hablaremos de eso), este rol esta cambiando. La gran mayoría de los pacientes lo respeta a pies juntillas, más que nada porque coincide que esta mayoría son pacientes de edad, que no hacen mucho caso a las nuevas tecnologías. Pero, ¿Qué pasa con los pacientes jóvenes?
He aquí la expresión “sociedad de la desinformación”. Tenemos fácil acceso a internet, esa gran biblioteca de conocimiento, donde los buscadores nos facilitan aún mas las cosas. No voy a criticar esto, pues soy de los primeros que usa mucho la web, pero el problema es que no sabemos usarla.
Desde que nació internet, y desde que se está haciendo más masivo su acceso, llegan pacientes a los hospitales que ya han buscado su enfermedad por la Red, que pretenden hacer el trabajo de médico, cuando lo único que hacen es equivocarse, y en medicina una pequeña equivocación puede causar un grave problema.
Añadamos a esto las teorías naturistas y homeopáticas, que convencen a la gente de que existen productos milagrosos que pueden ayudarles. No me voy a meter en la creencia de cada persona, pues esto es como la religión o la política, cada uno tiene sus ideas y lo mejor es tolerar y respetar a los demás. Pero cuando la salud o la vida esta en juego… esto es ya peligroso.
Ayer sin ir mas lejos, conocí a un paciente joven con cáncer, y con metástasis cerebral. Este chico ha decidido dejar la quimioterapia por sus molestos efectos secundarios (y eso que apenas ha sufrido ninguno), y ha pasado a un tratamiento naturista, con inyecciones de dios sabe que, porque “a una amiga suya le fue muy bien”.
Aquí también hay que decir que no existen enfermedades, existen enfermos, cada enfermo, cada persona, es un mundo completamente diferente a los demás, y hay que tratarlos como tal. Existen protocolos y estándares de tratamiento, pero no podemos seguirlos a rajatabla porque podríamos condenar sin querer a muchas personas a su final. Y, menos mal, esto ya lo enseñan y lo dejan muy claro durante toda la carrera.
En el próximo y último artículo sobre este tema, acabaré de contaros el resto de la historia del paciente naturista.