Encendemos la chimenea, nos dirigimos al sofá, dos mantas por encima y le damos al play para ver la película que hemos elegido para esta noche. Durante esta temporada, salir a la calle no parece una gran idea si lo comparamos con quedarnos calidamente en nuestro hogar, aunque no sea la decisión más acertada para nuestra salud.
Dentro de las ideas más absurdas que he escuchado en lo que llevamos de invierno, se lleva la palma el invento desarrollado por Wayne B. Hayes, profesor de la Universidad de California, en Irvine. La idea consiste en un chaleco helado, que se aprovecharía de un concepto tan simple como el de consumir calorías para mantener la temperatura corporal.
Buscando el origen de este invento nos encontramos con Ray Cronise, científico de ciencias de los materiales de la NASA, que actualmente trabaja en una investigación sobre los beneficios de exponerse al frío. Todo comienza con la idea de que un deportista de elite como Michael Phelps, llegase a consumir 12.000 calorías diarias. Esto fascinó enormemente a Cronise, que comparando este consumo frente a otros atletas, llegó a la conclusión de que la diferencia numérica podía deberse al tiempo que Phelps pasa en agua fría.
De la teoría a la práctica
Cronise comenzó un régimen basado en duchas de agua fría y paseos sin camiseta en invierno. Aunque la idea en principio pudiese parecer descabellada, en tan solo 6 semanas perdió 12 kilos. Comenzó a medir su metabolismo durante y después de la exposición al frío, y encontró que efectivamente, su organismo estaba empleando enormes cantidades de energía para mantener la temperatura corporal.
Este experimento casero ha llevado a Cronise a lo que ahora es un complejo laboratorio localizado en Huntsville, Alabama, en el que desarrolla diferentes investigaciones en las que casi siempre es él la fuente de estudio. Pero claro, es inevitable que esta idea no suscitase polémica. Las quejas procedieron mayoritariamente del sector de nutrición, que tachó de locura y falta de una base sólida en la pérdida de peso a esta idea (algo de razón llevaban).
El Invierno Metabólico
Junto a Andrew Bremer, del National Institutes of Health y David Sinclair, genetista de Harvard, Cronise ha introducido un concepto al que ellos denominan la hipótesis del Invierno metabólico. Se basa en la idea de que la obesidad depende en parte por la falta de ejercicio, y en mayor medida por una combinación de sobre-nutrición crónica y calidez crónica.
“7 millones de años de evolución humana que han sido dominados por dos retos: las escasez de alimentos y el frío”
Solo tenemos que observar como nuestras mascotas están más ‘rellenitas’ que nunca durante este invierno. Para comprobar este hecho, Cronise está llevando a cabo una dieta baja en calorías y está adecuando el ambiente en el que vive a bajas temperaturas, con el fin de comprobar si podría llegar a perder el mismo peso que yendo a un gimnasio.
Puede que se haya llevado esta idea un poco al extremo, pues actualmente Cronise está durmiendo sin mantas, refugiándose en la excusa de que no las empleamos durante el resto del día y por ello podemos prescindir de ellas. Con todo esto nos quedaremos con la fascinante idea de hasta que punto el metabolismo llega a depende de la temperatura del ambiente y como llegaría a influir en nuestro día a día.
Fuente | The Atlantic