¿Pensar es malo para tu cerebro?

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Si, se que la pregunta suena totalmente ilógica, pero nadie dijo que la ciencia tuviera que ser lógica, y menos aún que nuestro cerebro tuviera que serlo. Desde hace años nos han explicado que es bueno mantener activo ese organo rugoso que tenemos dentro del cráneo para que, a modo de músculo, no acabe perdiendo sus funciones con la edad y el desuso. Es más, incluso se afirma que mantener el cerebro activo reduce la probabilidad de padecer enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer, aunque parece no ser un método 100% fiable para evitarlas pues pueden llegar a pasar igualmente. Por otra parte están los juegos de memoria o de “entrenamiento cerebral”, que como ya os explicamos en MedCiencia, se ha descubierto que tales juegos no sirven para nada más que hacerlos expertos en dichos juegos, y sin más. La duda hoy es, ¿pensar, lejos de ayudar, es malo para nosotros?

Pues precisamente eso es lo que parece afirmar un estudio publicado en Nature Neuroscience, a cargo de Elsa Suberbielle y sus colegas.

Como bien recordaréis, nuestro ADN, el gran codigo de absolutamente todo lo que ocurre en nuestro organismo, se compone a su vez de unas piezas más pequeñas llamadas bases, llegando a ser unos 3 mil millones de estas, codificando desde nuestro color de ojos hasta la predisposición a padecer algún tipo de enfermedad. Si se modifica el emparejamiento normal de estas bases se puede dar lugar a mutaciones, provocando cambios en nuestra composición corporal (que a veces es bueno, y es lo que ha dado lugar a la evolución; pero otras veces es malo y acaba provocando enfermedades e incluso la muerte).

Según este reciente estudio, si se coloca a un ratón en un nuevo entorno y este lo explota, aumenta el número de pares de bases de su ADN. En dicho estudio los ratones fueron trasladados de su jaula normal a una más grande con diferentes compuestos, olores, estaciones y juguetes. Se les permitió explotar la nueva jaula durante un par de horas junto a otros ratones que ya estaban familiarizados con la jaula. Pero ocurría algo peculiar en su cerebro.

Resultó que muchas de las rupturas de pares de bases del ADN de estos “ratones exploradores” se encontraban en una zona específica del cerebro, el giro dentado, responsable del aprendizaje y la memoria.

A primera vista podría afirmarse directamente que “pensar es malo”, pues provoca la ruptura de zonas del ADN, ¿no? Pero este equipo de investigadores es precavido, y señalan que aunque sus datos son científicamente válidos, hay que mantener la lógica y los pies en el suelo, y cabría realizar el estudio desde otra perspectiva.

Por ejemplo, según comentan, las mismas mediciones de pares de bases podrían provocar esas rupturas y dar resultados erroneos. O el mismo daño del ADN podría estar funcionando como un mecanismo de regulación para luego regenerarse.

Como conclusión, podríamos dar por hecho que el estudio es totalmente válido y que los resultados afirman que “pensar es malo”, pero los autores quieren dejar claro que serán necesarios muchos más estudios y otras perspectivas para poder afirmar cosas como esta con rotundidad.

Vía | BrainBlogger.

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