No es que tenga planta del pie ni nada por el estilo, tampoco tiene zapatos, pero si tiene huella, es el carbono. Esta “huella de carbono”, de la que ahora se habla mucho, es la cantidad total de gases de efecto invernadero (GEI en siglas) emitidos por efecto directo o indirecto, bien por un individuo, organización, evento o producto.
Hoy en día, tanto empresas, organizaciones, como individuos, nos vamos concienciando cada vez más del daño ambiental tan dantesco que el ser humano le está provocando al planeta, que nos está llevando a una situación nunca vista antes en la historia, al calentamiento global del planeta, de una forma demasiado acelerada en muy poco tiempo.
Una cosa es que se estén expulsando gases contaminantes, pero la cuestión no es sólo mitigarlas, es decir, aplacarlas o disminuirlas, si no que hay que llegar a eliminarlas, y además hay que compensar el impacto de los gases nocivos que ya tiene el medio ambiente y todo el planeta.
¿Hay formas de mitigar el impacto de los gases contaminantes?
Aunque pudiéramos pensar lo contrario, la realidad nos lleva a analizar los informes de la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación), que indican que las masas forestales en el mundo, absorben actualmente el 10% de todas las emisiones de CO2, es decir, que mitigan el equivalente a 650.000 millones de toneladas de este gas.
Los proyectos de mitigación por regla general, llevan a un cambio hacia unas prácticas agrícolas más sostenibles, incluyendo agricultura de conservación, producción de compost, agricultura orgánica, agricultura forestal, reforestación, conservación de los bosques y producción de bioenergía.
Hace un tiempo hablamos en Medciencia de La reforestación ayuda en la lucha contra el Cambio Climático acerca de cómo la reforestación puede ayudar en este frente, que todo el planeta tiene abierto en estos momentos.
Todos los datos que se puedan obtener acerca de cómo restaurar el medio ambiente están bien, pero si no se lleva todo esto a la práctica no vamos a ningún lado. A continuación citaremos dos ejemplos de proyectos que se están llevando a cabo.
¿China contribuye en la mitigación?
Actualmente, China es el mayor emisor mundial de dióxido de carbono. Como parte de las medidas para frenar la desertización y los efectos adversos de la contaminación, han plantado la asombrosa cantidad de 2.600 millones de árboles.
Se prevee que para este año, sólo en Hebei, provincia con un 12% de superficie desértica, que rodea a Pekín, se planten hasta 100 millones de árboles, que es la misma cantidad de árboles que el año pasado. Esto nos muestra que no es un hecho puntual, sino que puede ser el inicio de una tendencia de respeto por el medio ambiente, el tiempo lo dirá.
Proyecto España Orgánica
En España, en el municipio toledano de Villacañas, se ha llevado a cabo la primera fase del proyecto cuyo nombre es cabecera de esta sección.
Se pretende que con el ahorro obtenido cada vez que un huésped del grupo hotelero Accor reutiliza una toalla, se planten miles de árboles en España y se ayude a pequeños agricultores a diversificar sus fuentes de ingresos.
Cincuenta voluntarios, empleados de este grupo hotelero, han plantado veintiún árboles de especies autóctonas muy cerca de la Laguna Larga de Villacañas, como son encinas y coscojas. Los árboles fueron plantados bajo las indicaciones de técnicos de la Fundación Global Nature, que trabajan en la recuperación de los humedales de la provincia de Castilla La Mancha.
Además de la reforestación del entorno, se ha dado apoyo económico a pequeños agricultores para que realicen plantaciones de distintos cultivos ecológicos, entre los que se encuentran almendros.
Conclusiones
La reforestación es una buena medida para mitigar los impactos de emisiones de gases contaminantes.
Un dato importante es que hay que realizar esta práctica de reforestar, con calidad, no con cantidad, ya que de que vale que se plante una ingente cantidad de árboles, si se plantan en terrenos inadecuados (como el desierto de la zona de Hebei, próxima a Pekín) o no están bien plantados.
Actividades como la reforestación son útiles de cara a la educación ambiental, porque por ejemplo, en el 2012, en la provincia china de Hebei, más de 30 millones de voluntarios participaron. Con lo que estamos hablando de un inicio prometedor, ya que aunque China tiene más de 1.000 millones de habitantes, 30 millones de personas concienciadas ambientalmente, es un número que pocos países (o ninguno) en el mundo alcanza a tener.
En el caso citado antes de España, concluimos que aunque es bueno que empresas apuesten por la reforestación y energías renovables a pequeña escala para compensar las emisiones de CO2, sólo el 30% lo realiza, y el problema está en que algunas se plantean abandonar la práctica de reforestación a causa de la crisis.
Tanto a nivel individual, como colectivo hay que mirar el bolsillo, y administrar correctamente los recursos económicos que tenemos. El apostar por el respeto y cuidado al medio ambiente es una apuesta de presente y de futuro, razón por la que sería conveniente que desde el sector empresarial de España, se eliminaran gastos superfluos, y se tuviera una visión respetuosa con el planeta.
Imagen: El Observador Online