El hecho de oír cantar a los gallos cuando el sol comienza a aparecer en el horizonte es un hecho cotidiano que ya forma parte de la normalidad de nuestras vidas pero lo cierto es que hasta ahora no se sabía si los gallos cantan porque sale el sol o si su canto responde a algún tipo de reloj biológico. Esto mismo se plantearon dos investigadores japoneses de la Universidad de Nagoya, cuyos resultados han sido publicados en la revista Current Biology.
El canto de los gallos se debe a un reloj circadiano
Para saber desvelar esta cuestión, los investigadores pusieron a los gallos bajo condiciones de luz continua y esperaron. Bajo estas condiciones los gallos cantaron cada mañana religiosamente antes de cada amanecer, independientemente de la luz que haya, demostrando que este comportamiento se rige bajo un reloj biológico interno o reloj circadiano.
Los investigadores ven este hecho como el primer paso para desentramar los cantos innatos de los gallos. También pretenden entender por qué los perros hacen “guau” y los gatos hacen “miau”, siendo los pollos un buen modelo para el estudio de estos sucesos.
Los ritmos circadianos en mamíferos
Los ritmos circadianos o ritmos biológicos se pueden definir como las variaciones periódicas de las constantes fisiológicas en un determinado intervalo de tiempo. En los mamíferos, el reloj que controla estos ritmos se encuentra en el núcleo supraquiasmático (NSQ) del hipotálamo y su actividad del está controlada en gran medida por la luz ambiental. A través de los ojos, enviamos información al NSQ sobre la cantidad de luz que hay en el exterior, afectando a la síntesis de la hormona melatonina, más alta durante la noche y baja durante el día.
La melatonina es segregada por la glándula pineal y se secreta solamente en condiciones de oscuridad. Cuando el fotoperiodo de una persona se altera, cuesta mucho recuperar los niveles de secreción máximos de esta hormona durante la noche y sólo se consigue alcanzar los niveles normales pasado un tiempo. Esto provoca que los momentos de mayor actividad de muchos ritmos se desplacen y se genere una desincronización interna. El conocido jet lag es un buen ejemplo de desorden de los ritmos circadianos.
En resumen, se puede sacar en claro que es igual de perjudicial estar bajo bajo luz permanente como en oscuridad permanente porque nuestros ritmos se desincronizan.
Como curiosidad añadir que la luz azul es la longitud de onda que más afecta a la producción de melatonina. Si por ejemplo despertamos a alguien en la primera mitad de la noche y le iluminamos los ojos con luz de neon, su producción de melatonina cae en picado y los valores normales de melatonina no se recuperan hasta pasadas 3 horas. Si lo hacemos en la segunda mitad de la noche, los valores normales ya no se pueden recuperar.
Fuente: ScienceDaily