Sin duda es el mejor día para hablar de este tema, ¡hoy es Halloween! Seguro que muchos de vosotros saldréis a la calle disfrazados, a discotecas o a casa de amigos a celebrar este día. Tal vez ver un maratón de películas de miedo o hacer alguna broma cruel. La cuestión… ¿Qué tiene este día que nos hace querer pasar miedo, querer celebrar lo tétrico?, ¿Por qué sigue arraigada una tradición que no es nuestra ni tiene (en teoría) ningún significado en nuestro país?

¿Qué es Halloween?

Halloween proviene de la palabra “All Hallows’even” es decir víspera de todos los santos. Esta palabra fue utilizada por primera vez en el siglo XVI. Halloween tiene su origen en la festividad celtica del Samhain. Esta festividad celebraba el fin de la temporada de las cosechas y era considerada el año nuevo celta que comenzaba con la estación oscura. Los antiguos celtas creían que la línea que separaba este mundo del otro mundo, se estrechaba por estas fechas dejando que los espíritus (buenos y malos) pasaran a través. Los trajes y máscaras se utilizaban para ahuyentar y parecerse a los espíritus malos, en cambio los buenos (familiares fallecidos, etc…) eran celebrados. Las hogueras y los rituales de adivinación provienen de los celtas.

Tras la ocupación romana de los países celtas la tradición fue asimilada también. La tradición se mezcló con la ya existente “fiesta de la cosecha” que celebraban los romanos en Octubre. Ellos introdujeron la idea de las manzanas.

Los católicos (papa Gregorio III y Gregorio IV) intentaron suplantar esta fiesta pagana por una católica pasando el día de todos los santos del 13 de Mayo al 1 de Noviembre.

No es hasta 1840 que la festividad llega a Estados Unidos, donde se asienta fuertemente. Los inmigrantes Irlandeses transmitieron versiones de esta tradición durante la época de la gran Hambruna Irlandesa e inspiraron la idea de las calabazas con velas dentro (las Jack-o’-lanterns) inspirada en la leyenda de Jack el tacaño. Es en 1921 que la fiesta empieza a celebrarse masivamente. Y fue en los años 70 y 80 que se internacionalizó (en 1978 se estrenó la película “Halloween” de John Carpenter).

¿Por qué nos atrae?

Vamos a ver un par de factores psicológicos que hacen que esta tradición haya seguido con nosotros a pesar de no ser parte de nuestra cultura y ver qué factores hacen que nos atraiga tanto celebrarla.

  1. El subidón de un susto sano y seguro: Cuando nos asustamos el cuerpo segrega unas sustancias, por ejemplo la adrenalina o la noradrenalina, la adrenalina es la responsable de ese subidón del momento (que por cierto es algo adictivo). Lo positivo de Halloween es que sabemos que podemos producir ese subidón sin consecuencias reales después, sin peligro real. Al saber esto segregamos la respuesta de miedo sin las respuestas negativas características de situaciones de alta amenaza o estrés. Es un divertido juego que activa nuestro cuerpo y revoluciona nuestros transmisores.
  2. Se apela a nuestro manejo del peligro, el cual es adaptativo y tiene su propia región cerebral (en el sistema límbico) dedicada a ello. Los miedos tradicionales (los mismos que tenían nuestros ancestros) siguen presentes en nosotros, si bien hoy en día estos peligros no existen de la misma forma, Halloween consigue desencadenar esas respuestas almacenadas en nuestros mecanismos de respuesta al miedo. Por ejemplo: arañas, serpientes, espacios cerrados, la oscuridad, etc… Estos miedos son universales y evolutivos, tenían una función de supervivencia y por ello siguen en nuestra especie. Es por ello que algunas fobias son más fáciles de adquirir o más comunes en nuestra especie (por ejemplo a las arañas o las serpientes), se cree que la huella de nuestros antepasados (para los cueles esta fobia podía implicar la diferencia entre la vida y la muerte) ha quedado patente en nosotros, incluso aunque muchos de nosotros jamás vayamos a encontrarnos en persona con una serpiente. Los miedos de Halloween permiten emerger a esos miedos heredados de nuestros ancestros de forma segura. Miedos para los que poseemos respuesta a pesar de ser poco probables en el mundo actual. Los más novedosos como los mordiscos de zombies o los asesinos maníacos con motosierra (que no existían para nuestros ancestros) han calado tan profundo y funcionan tan bien porque apelan a esos mismos mecanismos primarios (casi animales) de respuesta al miedo. A los humanos nos atrae todo lo primario y animal y más si lo podemos exhibir en una fiesta. Además permite desarrollar de forma más o menos segura estrategias de afrontamiento a esos miedos. Aprendemos de las películas de miedo que hacer y no hacer si nos ataca un psicópata (es coincidencia que la pobre chica siempre sea un poco torpe), nos gusta poder vivir vicariamente esas situaciones y aplicar nuestras estrategias para afrontarlo de forma vicaria. Es como un role-playing, una posibilidad de ensayo de algo peligroso en un lugar seguro. De hecho hay estudios que demuestran que las máscaras que se utilizan en Halloweeen atemorizan igual a animales que a personas y esto es porque se basan en rasgos asociados con miedos universales y evolutivamente adaptativos.
  3. Se apela al juego, a la diversión, y es un aprendizaje interesante para los niños: Para los niños es una oportunidad de dotar a cosas que les producen miedo de un toque humorístico, como un juego, al asociarlo también con caramelos, disfraces, luces y juegos. Permiten al niño entrenar sus respuestas ante el miedo (correr, gritar, esconderse) en un entorno seguro, además también se moldea la respuesta cognitiva al miedo que podría ser real pero no lo es.
  4. La nostalgia y la tradición: Pues sí, por muy mayores que seamos nos acordamos de cómo lo celebrábamos de pequeños, con la familia, etc… Y ello hace que queramos repetirlo de mayores, para recordar y conmemorar esas épocas, si no es disfrazándonos nosotros mismos es paséndolo a nuestros hijos, sobrinos, primos, etc… La vida es aburrida y son las tradiciones (aunque sean porqué sí) que convierten las épocas del año en momentos especiales, diferentes y divertidos. Para los adultos, pocas son las ocasiones que nos permiten comportarnos como niños, y lo cierto es que es algo que se disfruta, momentos que nos evaden del estrés del día a día y de la rutina y la responsabilidad.
  5. El valor social de Halloween: igual que otras muchas fiestas (como san Valentín, carnaval, etc…) el valor de la celebración no es de por sí lo que representa (que muchos desconocen) sino como se celebra, son fiestas sociales, que se comparten con otros, que unen a las personas ese día con un fin común. Al ser seres sociales, eso nos atrae.
  6. Ver películas de miedo….¡Quema calorías! pues sí, la adrenalina en tu torrente sanguíneo te ayuda a quemarlas. Por ejemplo un divertido estudio encontró que películas como Saw quemaban 133 calorías, Alien rondaba las 152, Pesadilla en Elm Street las 118… ¡A mí ya me han convencido!
  7. El anonimato de las máscaras: Cuando nos disfrazamos (y esto se aplica también para otras festividades) ello nos permite encarnar diferentes personalidades, mostrar partes de nuestro ser que no podemos mostrar durante el día a día, ser alguien diferente por una noche, y eso, es divertido. Además el no ser conocido, pasar desapercibido u oculto también es algo que muchos encuentran atractivo. Esa curiosidad de saber quién hay bajo un traje o de que a uno no le reconozcan y pueda hacer bromas pesadas o dar sustos de forma socialmente aceptable es bastante atractivo. No voy a negar que la desindividuación (desproveer a la persona de su identidad en el grupo social) puede conducir a conductas antisociales, pero yo creo que para muchos esta es parte del atractivo.

Fuente: Wikipedia, Research Digest, Teletica,

Imagen: Pixabay, Geograph, Flickr, Wikimedia Commons, Flickr, Flickr.

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