¿Por qué se produce el hipo?

El hipo se produce comúnmente después de beber o comer demasiado y muy rápido, inhalar humo, en estados de excitación o emoción, o durante la irritación del esófago o el estomago. Además, también se ha relacionado con ciertas enfermedades como los infartos de corazón, la neumonía crónica, en embarazos (cuando el útero presiona el diafragma), en lesiones cerebrales (donde se halla el centro del hipo) y también existen casos desconocidos donde la causa no se llega a saber. Pero, a todo esto, ¿Cómo se produce?
El responsable principal es el diafragma, una capa muscular situada entre el abdomen y el tórax, separando la cavidad que protege a los pulmones (o cavidad torácica) de los órganos abdominales, como el hígado, el bazo, o los intestinos. Este musculo participa activamente en la respiración: cuando se contrae, produce un fenómeno de “presión negativa”, ayudando a los pulmones a que absorban aire hacia el interior, y cuando se relaja ocurre lo contrario, hay una “presión positiva” que expulsará el aire de los pulmones (todo esto sumado a la función pulmonar, pues el diafragma forma parte de un proceso más complejo).

A veces, como sucede después de las comidas copiosas, los órganos pueden presionar el diafragma (el estómago se encuentra justo debajo, en la zona izquierda de nuestro cuerpo) y esto produce que el músculo no pueda relajarse de forma normal. Si no funciona correctamente, afectará a la respiración, dando lugar a contracciones espontaneas sin ningún tipo de regulación, y provocando que respiremos e inspiremos de forma anormal. Y esto provoca el hipo, ya que al contraerse de forma anormal, provocará un mayor volumen de aire en los pulmones. Para frenar esto, la glotis (una especie de “puerta” a la altura de la laringe, por donde entra el aire hacia los pulmones) se cerrará, y como aquí se encuentran también las cuerdas vocales se producirá ese sonido que llamamos hipo.

¿Cómo podemos parar el hipo? Pues hay diversos mitos y leyendas, pero el más efectivo es el típico susto (susto de verdad, de sorpresa, no intentéis hacer creer a nadie que se ha muerto algún familiar que no suele ser demasiado gracioso). También podéis intentar aguantar la respiración todo lo que podáis, esto también suele funcionar (pero con cuidado, no vaya a ser que os quedéis en el sitio por hacer el bestia, ¿eh?).

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