Hemos hablado muchas veces de la obesidad como uno de los factores principales para aumentar el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares. Pues bien, hoy queremos hablaros de que el tipo de obesidad que padecemos es también importante. En resumen, que no todos los tipos de obesidad (dos en total) afectan de la misma manera este riesgo.
Como ya hemos avanzado, podemos hablar de dos tipos de obesidad: la obesidad periférica o ginoide, en la que se acumula la grasa en glúteos, muslos y brazos; y la obesidad central o abdominal, en la que la grasa se acumula en el abdomen.
Pues bien, hay que saber que los pacientes con un aumento de la grasa abdominal presentan un mayor riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares (sin quitar que cualquier tipo de obesidad es riesgosa). En España, según datos de la Sociedad Española de Cardiología, 3 de cada 100 personas padecen este tipo de obesidad.
¿Por qué la obesidad central tiene peores consecuencias para el metabolismo?
La respuesta principal es que favorece el desarrollo de diabetes y gota (una de las formas de artritis más dolorosas y que ocurre cuando se acumula demasiado ácido úrico en el cuerpo). Además, quienes la padecen tienen altas posibilidades de acumular grasa también en otros órganos vitales, lo que favorece la aparición de enfermedades cardiovasculares. Otro de los motivos es que la obesidad abdominal suele estar asociada otro factor de riesgo de enfermedad cardiovascular como es la hipertensión arterial.
¿Cómo puedo saber si mi perímetro abdominal es normal?
El perímetro abdominal es una medida que permite determinar la grasa acumulada en el cuerpo. En la mujer es de 88 cm y en el hombre, de 102 cm. Si en una persona con exceso de peso el perímetro abdominal es menor que los valores mencionados se habla de obesidad periférica, mientras que se habla de obesidad central cuando el perímetro abdominal es mayor.
Obesidad central y otras enfermedades
La bibliografía científica existente no sólo ha relacionado la obesidad central con un mayor riesgo de cardiopatías. Ésta se ha asociado también a un incremento de las probabilidades de sufrir cáncer de colon, hígado graso, patologías osteoarticulares, problemas respiratorios o una mayor pérdida de la memoria.
¿Qué podemos hacer para eliminar la grasa abdominal?
Como vemos, no nos encontramos sólo ante una cuestión estética de querer estar delgados para gustar más. Es por nuestra salud. Pero no existen milagros. Lo que hay que hacer es esforzarse y tener persistencia a través del deporte y una alimentación sana que sobre todo no contenga grasas saturadas o alcohol.
Un estudio publicado en el Scandinavian Journal of Primary Health Care concluye que el consumo de lácteos ricos en grasa se correlaciona con un menor riesgo de desarrollar obesidad central. En términos de actividad física, en Medciencia ya hablamos de la importancia del levantamiento de pesas combinado con ejercicio aeróbico para reducir la grasa abdominal a mayor ritmo.
Fuente | Fundación española del corazón