Si os diera una respuesta rápida, leer todo este artículo no tendría sentido, así que os voy a mantener un poco a la espera antes de afirmar o desmentir esta cuestión que ha llegado a estar en boca de multitud de individuos durante muchos años. Lo que si que os voy a decir, ya de entrada, es que eso de que “en una relación sexual se queman alrededor de 300 kcal” es un mito como una casa, ¡ojalá! Pero no, las cosas no son tan simples, porque sino muchos cambiarían la hora de correr por una buena sesión de relaciones sexuales, y no, no va así el asunto.
Para empezar, las relaciones sexuales con otra persona son una actividad física propiamente dicha pero, ¿hasta qué punto? Pues… depende. Hay muchos factores a tener en cuenta: cantidad de esfuerzo (echadle imaginación), tamaño del individuo, nivel de forma física, y un largo etcétera. Aunque el número de kilocalorías puede variar, estimamos que, aproximadamente, se queman unas 100 kilocalorías por hora (lejos de las 300 estimadas por relación, a menos que aguanteis 3 horas claro). Eso si, hay estimaciones reales que dicen que son solo entre 35 y 45 kilocalorías por hora, pero dependiendo del tamaño de la persona podrían ser hasta 200 (para un individuo con sobrepeso por ejemplo).
Ah, y esta también la posición adoptada a la hora de mantener las relaciones, pero no os preocupéis, pues la diferencia de la frecuencia cardíaca entre diferentes posiciones no es destacable para tenerla en cuenta (si aumenta la frecuencia cardíaca, aumenta la pérdida de peso).
Por otro lado esta una de las partes importantes de la relación para casi todos (a menos que practiquéis el “Método Karezza” del que os hablé hace un tiempo). Me refiero al orgasmo. Si llegamos al orgasmo se llegan a quemar entre 60 y 100 kilocalorías más, dependiendo de su intensidad. Por tanto, entre la suma de la relación sexual en sí y el orgasmo, serían entre 150 y 200 kilocalorías (vale, ya nos vamos acercando a las supuestas 300, pero no, no llega).
De todas formas, hay que tener muy en cuenta la forma física, pues una persona muy musculada quemara más que otra más endeble. Pero una persona de tamaño mediano, sedentaria, con una actividad normal (pasear y poco más), aunque se pueda sentir cansada, como hay menos músculo y menos peso que mover, quemará menos calorías.
Ahora comparemos estos números con la actividad física normal que se suele llevar a cabo cuando queremos perder peso de verdad. Por ejemplo, una clase de spinning, en comparación a una hora de sexo: 200 kilocalorías por una hora de sexo, y hasta 600 kilocalorías por una hora de spinning (y dejar a nuestro metabolismo trabajando mucho tiempo después del ejercicio, cosa que con el sexo no suele ocurrir, al menos no de forma tan potente).
Es más, si tuvieramos relaciones sexuales todos los días durante todo un mes, quemando unas 150 kilocalorías cada vez, perderíamos solo medio kilo, es decir, 6 kilos en un año (sería una buena manera de perder peso, y bastante entretenida, pero poco plausible para la poca cantidad que perderíamos).
Finalmente, hay que añadir un factor más a toda la ecuación. Aparte de la actividad física en sí, hay algo más: la química. Para ser más específicos, la famosa oxitocina, que se puede llegar a usar para provocar pérdida de peso, ya que suprime el apetito. Se libera durante las relaciones sexuales, pero sus niveles caen inmediatamente después de llegar al orgasmo, por tanto también es poco plausible confiar en ella.
En conclusión, como método de pérdida de peso las relaciones sexuales tendrían todas las de perder. Pero bueno, de todos es sabido que practicar sexo es beneficioso para muchos asuntos de nuestra vida: nos ayuda a dormir mejor, disminuye el estrés, evita la depresión… Y se disfruta, que es lo importante, ¿no?
Vía: Blisstree.