Premio Nobel de Física 2012: cómo estudiar partículas sin alterarlas

La espera se ha hecho mucho más larga y dura de lo que parece al decirlo, pero ya podemos decir oficialmente que ha terminado: por fin ha llegado el momento que prácticamente todos los que se dedican profesionalmente a la física o tienen un mínimo interés por ella esperaban: la entrega del Premio Nobel de Física, el mayor galardón que puede recibir un científico por una aportación a este amplio campo.

No obstante, ha saltado la sorpresa cuando se ha anunciado el premiado. Se ha caído el gran favorito, el que copaba todas las quinielas, al que muchos veían como ganador desde que se confirmó el descubrimiento de su bosón. Peter Higgs tendrá que esperar como mínimo hasta el año que viene si quiere tener una nueva oportunidad.

En su lugar, el premio ha sido para dos científicos que, a pesar de haber trabajado por separado, han hecho descubrimientos que van a ser muy importantes para el futuro de la física cuántica: han conseguido desarrollar la forma de poder medir y manipular individualmente  partículas sin destruirlas. Se trata del francés Serge Haroche y del estadounidense David J. Wineland

Aunque esto pueda parecer algo completamente normal a escala humana o incluso microscópica, era algo impensable a escala cuántica hace unos años. Y es que las leyes de la física que conocemos no sirven en estos casos. Es tremendamente complicado aislar partículas individuales de su entorno y en caso de conseguirlo se pierden muchas de sus propiedades a la más mínima interacción con el mundo exterior. Esto implica que muchos de los fenómenos aparentemente extraños predichos por la física cuántica no pueden ser observados directamente, y los investigadores sólo podían establecer hipótesis sobre cómo se podrían manifestar en principio estos extraños fenómenos.

Usando ingeniosos inventos, ambos científicos han logrado (junto a sus equipos de investigación) hacer que lograr esto deje de ser imposible y pase a ser una realidad. El de Wineland atrapa iones y permite estudiarlos mediante el uso de fotones, mientras que el de Haroche hace todo lo contario: estudia fotones atrapados enviando átomos. Sus innovadores métodos podrán permitir al campo de la óptica cuántica dar el primer paso hacia la construcción de ordenadores cuánticos, que serían muchísimo más rápidos y potentes que los actuales. Podrían incluso cambiar nuestro día a día de una forma tan radical como lo hizo el siglo pasado el invento de los ordenadores. Además, esto también nos conducirá a la construcción de relojes extremadamente precisos (¡centenares de veces más que los relojes de cesio!), que sentarían las futuras bases sobre un nuevo estándar de tiempo.

Fuente: Web oficial de los Premios Nobel

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