Primer paso para el corazón artificial: Una medusa con células cardíacas de rata

Hace más de un año ya hablamos en Medciencia sobre los vasos sanguíneos artificiales y las buenas noticias que traerían para las operaciones de corazón, ya que servirían para operar las pequeñas arterias (las arterias coronarias), que son las que nutren el corazón. Más adelante, os explicamos un método “muy dulce” para crear también vasos sanguíneos, esta vez de más calibre, mediante una técnica usada en la industria de las golosinas. Hoy los científicos, después de 4 años, han ido más allá y han dado el primer paso para un posible corazón artificial.

Unos científicos estadounidenses, del Instituto de Tecnologia de California y la Universidad de Harvard, han conseguido crear una medusa artificial en la cual han usado las células del corazón de una rata para impulsarse por el agua. Según ellos, este podría ser el primer paso en el camino de la construcción de un futuro corazón artificial biológico (y no mecánico, que ya existen, como os expliqué aquí hace unos meses).

Este corazón, según los investigadores, no es más grande que una moneda que un penique e imita a la perfección el estilo de natación de una medusa bebe mediante la contracción del cuerpo artificial, en forma de campana, para generar el empuje del animal.

Como digo, la medusa es sintética totalmente y se llama “medusoide”, y será solo un escalón hacia el objetivo final que es, ni más ni menos, la construcción de un corazón artificial totalmente funcional para poder reemplazar a los corazones dañados por alguna enfermedad. Así lo han expresado en la revista Nature Biotechnology Kit Parker, en Harvarard, y Janna Nawroth, en Caltech, donde describen como se diseñó el medusoide después de estudiar el movimiento de medusas menores del tipo Aurelia aurita o “medusas en luna”.

Este tipo de medusas, además de la forma de campana de la medusa madura, tiene ocho lóbulos que van desde el centro hacía fuera, como si fueran brazos. Los científicos copiaron este diseño con silicona y una de sus caras recubiertas por células cardíacas de rata vivas. La silicona fue modelada con proteínas para insertar las células cardíacas en las posiciones correctas. Para conseguir que el medusoide nadara, los científicos la pusieron en agua y pasaron una corriente eléctrica a través de el, consiguiendo la contracción y relajación de las células cardíacas, consiguiendo que el medusoide se impulsara hacia delante.

La aventura de construir una medusa comenzó de una forma curiosa, ya que se le ocurrió a Kit Parker cuando paso por una piscina del Acuario de Nueva Inglaterra, en Boston. Así lo comenta a The Guardian:

“Cuando dije que quería construir una medusa, mis colaboradores me miraron como si estuviera loco”

Como he comentado al principio, la aventura para construir esta medusa artificial comenzó hace 4 años, y ahora los investigadores se plantean construir algo más grande y complicado:

“La medusa es muy simple. Vamos a hacer algo que sea un poco más difícil, y luego un poco más difícil aún, y así sucesivamente. Nuestro objetivo a largo plazo será llegar a construir un corazón”

Los planes de Parker a corto plazo son usar esta tecnología para probar fármacos, en lugar de recurrir a ensayos clínicos con animales, que resultan más caros.

Poco a poco vamos llegando al nivel de poder crear órganos artificiales. El “futuro” está ahora más presente que nunca”.

Vía: The Guardian.

Imagen: Harvard and Caltech.

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