De pequeños, más de uno se habrá tragado el viejo truco que hacía nuestro padre al sacar misteriosamente una moneda de nuestro oído. Nuestras neuronas sensoriales disparaban las señales que se traducirían en la información que interpretamos.
Los trucos e ilusiones se han ido perfeccionando, buscando la mejor forma de engañar los sentidos, ofreciéndoles una realidad distinta. Lo último que escuchamos en este campo y que nos deja perplejos, es el trabajo de un grupo de investigadores de la Universidad de California, al descubrir que el sesgo sensorial de células tan simples como las levaduras puede ser hackeado por una ilusión artificial.
Respondiendo al entorno
“La capacidad de percibir y responder al entorno es un rasgo básico de todos los organismos vivos, desde el más simple al más complejo”, cuenta Wendell Lim, uno de los autores del artículo. Y claro, también lo es la capacidad para equivocarnos, para recibir una imagen errónea del entorno.
En este estudio, publicado el 19 de Noviembre en Science Express, Lim y su equipo han descubierto que las levaduras perciben falsamente una serie de patrones intermitentes procedentes del estrés que el medio genera, causados por alternancia entre niveles altos y bajos de sodio. Tras esto, las levaduras generan una fuerte respuesta y mueren. Esta idea nos ofrece una alternativa para programar la muerte de células que no nos interesan que sigan creciendo, como es el caso del cáncer.
El descubrimiento fue accidental, nos cuenta Lim, quien en un principio pretendía exponer a las levaduras a distintas frecuencias para entender mejor cómo funcionaba en el aspecto de la comunicación la variación de la frecuencia.
Normalmente la levadura detecta la concentración de sal en el medio, informa a la célula que debe responder, segregando un determinado químico. Si las condiciones no han cambiado, la célula podrá seguir creciendo con tranquilidad. Lo que los investigadores encontraron fue que las levaduras eran capaces de vivir y crecer perfectamente oscilando las concentraciones de sal cada minuto, o cada 32 minutos. Pero cuando intentaron añadir una oscilación de 8 minutos con los mismos niveles de sales, observaron que la célula paraba de crecer y moría.
Una nueva herramienta para tratar el cáncer
Amir Mitchell, coautor del artículo, se encargó de desglosar el mecanismo celular tras este proceso. Usando un modelo matemático y ‘cableando’ la ruta celular de la Mitogen Activated Protein Kinase (MAPK), involucrada en el sistema reconocimiento de los niveles de sal, se topó con una percepción sensorial errónea: debido a la manera que la ruta MAPK está configurada, la célula reconocía la oscilación de 8 minutos como un aumento de la concentración de sal exponencial, originando una super respuesta protectiva y acabando con su muerte. En el vídeo inferior, se puede observar perfectamente como ocurre este proceso.
¿Por qué las células se comportan de esta forma al oscilar las concentraciones de sal? Aun no se sabe, aunque conozcamos que toda célula está diseñada para optimizar su crecimiento en las condiciones óptimas no logramos explicar la super-respuesta a las condiciones que indujeron en el experimento.
De esta forma el estudio concluye, que muchas células, como las del cuerpo humano, podrían estar predispuestas a las falsas interpretaciones y podrían ser engañadas cuidadosamente con ilusiones. Lo que nos desplaza al panorama del cáncer, una enfermedad caracterizada por el crecimiento agresivo y descontrolado de células a las que con este método, podríamos engañar y obligar a programar su muerte.