Pasados el ecuador de diciembre, ya la tenemos encima. La navidad llega un año más a nuestras casas (si mañana el fin del mundo no lo impide, claro) con todas las repercusiones que conlleva. Repercusiones bastante relevantes cuando de alimentación se trata: mariscos, pescados, cochinillo, pavo, salsas, canapés, turrones, mazapanes, bombones, alcohol… y opulencia, sobre todo, opulencia. Y es ahí donde realmente ubica el problema, en los excesos y la opulencia generalizada.
Realmente la navidad nos trae días especiales. Nos permite juntamos con toda la familia y encontramos con seres queridos que hacía mucho tiempo que no veíamos. Y no hay mejor forma de celebrarlo que alrededor de la mesa, son esas pequeñas cosas de la vida que le hacen a uno disfrutar, no cabe duda.
Sin embargo, no podemos negarlo, somos unos burros. Porque aún en muchas casas mermadas por la crisis, la tónica predominante en estos días tan señalados como son Nochebuena, Navidad, Fin de año… será el exceso de alimentos. Mesas llenas hasta a bandera que nos invitan a seguir comiendo y comiendo. Por eso pienso que deberíamos reflexionar, ¿Realmente hace falta preparar tanta cantidad de comida? ¿Para celebrar algo hay que caer en la opulencia y el despilfarro alimentario?
Es por todo esto que hoy os traemos algunos consejos prácticos y propuestas de menú que esperamos puedan seros útiles para pasar estos días disfrutando de todo y de todos, pero sin excesos.
Un menú distinto y ligero:
Quizás en este aspecto ya llegamos tarde, pues muchas veces se planifican los menús navideños con bastante antelación (especialmente por los precios que pueden adquirir determinados productos). No obstante os proponemos algunas recetas de rechupete bastante ligeras (aunque no para hacerlas todas, obviamente, con un primer y segundo plato es más que suficiente)
–Primeros platos:
- Crema de castañas con setas
- Puré de calabaza
- Ensalada de ahumados
- Ensalada de rúcula, naranja y remolacha
- Merluza con gambas al horno
- Rape al horno con almejas
- Pollo asado con frutas
- Solomillo de cerdo con cebolla caramelizada
Consejos prácticas para Navidad:
- Diferencia entre hambre fisiológica y alimentarte por placer. Es decir, que debemos discernir si estamos comiendo porque aún estamos hambrientos o porque hay muchos y sabrosos alimentos (que bien cocina la abuela) que nos impulsan a seguir comiendo. Podemos comer de todo, pero si realmente estamos satisfechos no tiene sentido seguir tomando alimentos. Se trata de acabar la velada saciados pero no llenos.
- Los dulces, en mesa sólo un determinado tiempo. Son días de estar mucho tiempo sentados en mesa, recordando cosas con la familia,
discutiendohablando con el cuñado o tarareando villancicos. Por ello lo ideal sería retirar los polvorones, turrones y demás al poco tiempo de haberlos sacado. Si se dejan todo el tiempo las probabilidades de ir picoteando aumentan considerablemente.
- Cuenta las veces que te levantas a brindar. El alcohol también debe tenerse en cuenta estos días. Si además de comer en exceso bebemos de más la combinación empieza a ponerse fea y un tanto agresiva para nuestro organismo.
- Compensa (pero con cabeza). Si lo que nos interesa es no empezar el año con algún kilo de más, una buena estrategia es saber compensar. Hay 2 formas de hacerlo, mediante la alimentación y a través del ejercicio físico. Lo ideal sería una mezcla de ambas. Por un lado es aconsejable reducir el contenido energético (que no el volumen de alimentos) de las comidas previas y posteriores al evento. Esto podemos hacerlo tomando una comida ligera antes de, por ejemplo, la cena de Nochebuena o Nochevieja o bien haciendo una cena más ligera después de eventos como la comida de Navidad o de Año nuevo. Pero se trata de reducir el contenido energético (enfatizando alimentos de baja densidad energética) no de cometer el error de comer frugalmente tipo “me tomo un caldito y así compenso” o “como 2 piezas de fruta que esta noche ya me voy a pasar bastante“, porque así sólo conseguimos tener la percepción de que hemos comido poco que junto con el hambre por no saber escoger una combinación compensatoria idónea, hace que lleguemos al evento predispuestos y sugestionados para poder comer mucho de más. Para evitarlo, un ejemplo de comida inteligente previa a la cena de Nochebuena o Noche vieja sería una ensalada de brotes, rúcula y cebolla con aliño de zumo de limón y 1 filete mediano de carnes o pescado magros a la plancha sin aceite con guarnición de brócoli al vapor.
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