Sábado por la noche. Acabas de dejarlo con tu pareja y tus amigos te proponen salir para olvidarlo, pero tú tienes un plan mejor: el diario de Bridget Jones y una tarrina de un litro de helado de chocolate. Os suena, ¿verdad?. Y es que es cierto que a menudo tendemos a compensar las pérdidas amorosas con grandes dosis de chocolate, al igual que también se suele decir que es un buen sustituto del sexo, ¿pero qué parte de verdad hay en todas esas afirmaciones?
La feniletilamina, la “molécula del amor”
La responsable de estas atribuciones es la feniletilamina. Se trata de una sustancia producida por el cerebro en situaciones íntimamente relacionadas con la atracción amorosa, como un cruce de miradas o un roce con la persona deseada y que, además, resulta ser un precursor de la dopamina, un neurotransmisor del que ya hablé en otro artículo y que es conocido por ser uno de los “neurotransmisores de la felicidad”. Pero no sólo se produce de manera natural, sino que también se encuentra en algunas sustancias como el chocolate negro, de modo que la ingesta de chocolate no sólo podría producir una sensación similar al amor, sino que también ayuda a superar situaciones de tristeza (como las rupturas amorosas), debido a la sensación de placer y euforia que produce. Esta sensación de placer, por lo tanto, podría ser la responsable de que el chocolate se considere un buen sustituto del sexo.
Todos sabemos que la comida en general, los dulces en particular y el chocolate muy concretamente son una de las grandes perdiciones a las que pocos se pueden resistir, algo que se observa en una encuesta realizada por Today y Match.com en 2012, en la que el 40% de las mujeres solteras afirmaron que preferían abandonar el sexo antes que su comida favorita. Es obvio por lo tanto que resulta placentero comer chocolate, pero ¿realmente es un sustituto del amor?
La monoaminooxidasa: lo que la ciencia nos da, la ciencia nos lo quita.
Pues sí, el chocolate contiene la misma sustancia que nuestro cerebro produce de manera natural cuando nos sentimos atraídos por alguien, es cierto. Entonces, si quiero enamorar a ese chico maravilloso que no me hace ni caso puedo atiborrarlo a bombones, ¿no? Pues no. ¡Qué más quisiéramos! Pero está demostrado que la feniletilamina administrada externamente es degradada rápidamente por la monoaminooxidasa, una enzima que se encarga de oxidar las monoaminas (como la feniletilamina), de modo que las concentraciones que finalmente llegan al cerebro son bastante bajas.
Como conclusión, el chocolate negro (ojo, cuanto más negro mejor) es una sustancia que posee grandes beneficios, pues ayuda a estimular el sistema nervioso y a mejorar el ánimo, contiene potasio, magnesio, fósforo y ácido fólico y reduce el riesgo de enfermedades cardiovasculares. Por otro lado, aumenta los niveles de resistencia y energía y con un poco de imaginación puede ser un buen complemento del sexo. Sin embargo, en lo referente a enamorarnos, si comemos mucho chocolate es bastante probable que sintamos un fuerte dolor de estómago, pero si lo que queremos es sentir mariposas tendremos que seguir otros derroteros. Derroteros mucho más arduos que comer chocolate, pero que en el fondo a todos nos encantan.
Os dejo como bonus la referencia al libro que he usado como fuente esta vez (versión kindle) por si os parece interesante:
Otras fuentes: El espectador, Wikipedia