No puede decirse ni afirmarse que no dormir lo suficiente pueda ser la causa del desarrollo de la enfermedad de Alzheimer. Pero hoy día, y gracias a varias investigaciones, sí que puede afirmarse que los malos hábitos a la hora de dormir podrían contribuir al desarrollo de Alzheimer, entre otras condiciones. El motivo residiría en el mal funcionamiento del “sistema de limpieza” del cerebro, que se pone en marcha mientras dormimos y a través del cual se eliminan residuos como la proteína beta-amiloide. La acumulación de esta proteína en el cerebro se considera vital para el desarrollo del Alzheimer.
Un sofisticado sistema de depurado
En 2013, los autores de un estudio publicado en Science y liderado por investigadores de la Universidad de Rochester (Estados Unidos) afirmaban haber descubierto el motivo por el cuál dormimos: para limpiar el cerebro.
En todo el organismo, excepto en el cerebro, el sistema linfático es el encargado de eliminar los desechos que generan las células. Decimos excepto en el cerebro porque ahí este proceso se realiza a través de los vasos sanguíneos y el líquido cefalorraquídeo, en un sofisticado mecanismo que sólo funciona mientras dormimos. Los mismos expertos del artículo de Science denominaron a este descubierto mecanismo el “sistema glinfático”.
Los investigadores pudieron observar en ratones una especie de sistema de tuberías en los vasos sanguíneos del cerebro que permite al líquido cefalorraquídeo ‘lavar’ los residuos e incorporarlos al sistema circulatorio para acabar, finalmente, en el hígado, que elimina de la sangre las sustancias nocivas para el organismo.
Oportuna eliminación
Como comentaba Jeff Llif en una charla TED en septiembre de 2014, cuando el cerebro está despierto y atareado pospone la eliminación de desechos para cuando hay más calma, de modo que el cambia a la “función de limpieza” para eliminar los desperdicios acumulados durante el día se da cuando uno duerme.
La proteína beta-amiloide, que se produce de forma continuada en el cerebro, es uno de los desechos principales de este sistema de desecho. Llif y su grupo de investigación han estudiado la rapidez en la eliminación de esta proteína cuando uno está despierto frente a cuando estamos dormidos, y el resultado es claro: la eliminación del beta amiloide es mucho más rápida con el cerebro dormido. La relación con el Alzheimer, así pues, parece clara, y ya se han realizado estudios clínicos que constatan que, en aquellos pacientes que no han desarrollado la enfermedad, el deterioro de la calidad y la duración del sueño se relacionan con mayor una acumulación de beta-amiloide en el cerebro.
Fuentes | TED, SINC