Seguimos analizando nutricionalmente comidas rápidas, en esta ocasión le toca el turno a un clásico italiano y al tentempié turco que más triunfa. No pretendo con este tipo de entradas amargar la existencia a nadie, ya comentamos al analizar la hamburguesa y los perritos calientes que consumidas de forma muy ocasional no representan ninguna desventaja. Pero también sabéis que el problema puede presentarse cuando se consumen más veces de lo aconsejado (todas las semanas una vez o más, por ejemplo), aunque para solucionarlo también os dejo al final de la entrada opciones caseras más saludables de estos dos platos.
PIZZA
Lo cierto es que podemos encontrar multitud de variedades, desde la más sencilla margarita, pasando por la exótica tropical, hasta la siempre mal sonante prosciutto. En gran parte, la composición nutricional dependerá del tipo de pizza que escojamos. No es lo mismo tomar una pizza de verduras que una barbacoa con extra de queso y salsa. Por ello vamos a intentar dejarnos de extremos y para analizar a la pizza vamos a tener en cuenta una de las más consumidas: la de jamón y queso.
El valor calórico de estas pizzas suele rondar las 220-250 kcal por cada 100g del producto. No parece mucho ¿verdad? ¿Pero si os digo que la pizza individual pesa alrededor de 400 g? Con una simple regla de tres hallamos que la pizza nos aporta entre 880 y 1000 kcal, procedentes de unos 45g de proteína, 120g de carbohidratos y alrededor de 30g de grasas. El contenido en sodio además, es muy elevado superando con creces los 2000 mg (el equivalente a más de 5g de sal). Como aspectos positivos el tomate y el queso mozzarella, presentes en prácticamente todas las variedades de pizza, aportan sustancias biológicamente activas como el licopeno y nutrientes interesantes como vitaminas y calcio.
KEBAB
El kebab, para el que no lo sepa, es una especie de bocadillo que utiliza pan de pita para envolver carne de cordero, ternera o pollo junto con un poco de ensalada (lechuga, tomate, cebolla…) y algún tipo de salsa (de yogur, de tomate…)
Sobre el papel no parece una mala opción. Sin embargo, si os digo que según un estudio realizado en el Reino Unido por Lacors el doner kebab promedio contiene más de 1000 kcal (la mitad de las necesidades energéticas de una mujer) e incluso en algunas muestras, el doner kebab llega a aportar más de 2000 kcal. Pero no es sólo su aporte calórico, el nivel de grasas saturadas (bastante superior al de la pizza) y el de sal son motivos de preocupación. No en vano, de promedio la carne utilizada (sin la ensalada ni salsas) ya aporta el 98% de la sal diaria recomendada y el 148% de grasa saturada. En parte, todo esto puede ser explicado por el gran tamaño de los doner, alrededor de los 300g de media por unidad.
CONCLUSIONES:
El kebab aporta una ligera mayor cantidad de proteínas (aunque a veces de dudosa procedencia), pero una notable mayor cantidad de grasas y grasas saturadas en comparación con la pizza. Ambos son alimentos muy energéticos que aportan alrededor de 1000 kcal por unidad y más del 100% de la dosis diaria recomendada de sal.
Como veis, la comparativa está bastante igualada y creo que lo más lógico sería hablar de empate técnico. No obstante, particularmente y de forma más subjetiva, de tener que escoger entre estos alimentos en un restaurante quizás me quedaría con la pizza como opción más saludable por la oportunidad de escoger una variedad nutricionalmente más interesante como una pizza con salmón o una pizza de verduras. Aún así, insisto, ambos alimentos presentan desventajas muy similares y si se va a disfrutar de ellos sólo ocasionalmente, quizás no compense buscar la variedad más interesante, sino escoger aquella que más nos guste o apetezca en ese momento.
OPCIONES MÁS SALUDABLES:
Sin embargo si no estáis dispuestos a que el placer de comer estos alimentos sea sólo ocasional, sí que sería más conveniente que empezarais a buscar alternativas similares pero más interesantes nutricionalmente. Aquí os dejo un par de ejemplos:
Pizza de hortalizas con salmón ahumado: Al añadir una buena cantidad de tomate, cebolla, cebolla morada, alcaparras o cualquier otro tipo de verduras u hortalizas que se os ocurra, estaremos aumentando la densidad nutricional. Además, utilizando una cantidad moderada de mozzarella y un buen aporte de salmón ahumado, estaremos aportando proteínas y grasas con un buen perfil lipídico. Si además aliñamos con un poco de aceite de oliva virgen y aderezamos con especias como eneldo, orégano o tomillo la cosa empieza a ponerse interesante. Si por último escogemos una base integral, estaremos ante una comida completa muy equilibrada.
Kebab casero de pollo: Utilizando pan de pita integral y rellenándolo de verduras variadas (bien puede ser una especie de ensalada, que verduritas salteadas como champiñones, brócoli, calabacín…) el contenido en vitaminas de este plato aumenta. Si le añadimos pechuga de pollo o de pavo en trocitos el contenido calórico y de grasas disminuye considerablemente. Solamente queda no fastidiarla con la salsa, así que mejor prepararla casera: una crema a base de yogur desnatado, pepino, aceite de oliva y un poco de hierbabuena dará el toque perfecto.
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