¿Qué ocurre normalmente?
Por lo general (en personas sin antecedentes de trastornos mentales) durante el embarazo hay dos momentos en que la mujer es más susceptible de presentar problemas de índole mental, estos son el primer y el tercer trimestre. En los primeros tres meses, son más frecuentes la ansiedad y la depresión (asociados a los embarazos no deseados), mientras en el último tercio de la gestación lo más común son los miedos (al parto, la salud del bebé, malformaciones, etc…).
Pero tras el parto los trastornos mentales siguen apareciendo con una frecuencia del 20 al 40 %, en embarazos deseados, (El riesgo puede aumentar aún más si se trata de un embarazo no deseado, hay aborto, etc…).
¿Pero a que tipo de trastornos nos referimos? Los trastornos más frecuentes post-parto (en personas sin antecedentes mentales) son:
A) Los “maternity blues” (o melancolía del embarazo): Lo sufren el 50% de las mujeres. Se caracteriza por inestabilidad emocional, confusión, irritabilidad, llanto… Suele darse con mayor intensidad entre el tercer y cuarto día tras el parto. La duración es breve, y no requiere tratamiento. Se atribuye su origen al reajuste hormonal tras el embarazo.
B) Psicosis post-parto: Se da en la primera semana post-parto (normalmente), y en uno de cada 500 nacimientos. La madre puede tener alucinaciones o delirios sobre la presencia de imperfecciones o malformaciones en el niño. El mayor peligro de este trastorno es el riesgo para la madre y el hijo (las ideas pueden conducir a actos irracionales). La mayoría se acaban recuperando, aunque en una parte de las mujeres el problema puede cronificarse (aquí si tendrían gran peso los antecedentes). Es más frecuente en mujeres con trastornos psiquiátricos previos propios o en su familia, y es más frecuente en las primíparas.
C) Trastornos depresivos y ansiosos (son los más comunes), aparecen en un 10-15% de mujeres tras el parto. La mujer puede presentar ansiedad, irritabilidad, cansancio y fobias (miedos). Estos trastornos se asocian a la adaptación psicológica necesaria tras el parto (implica muchos cambios y lleva tiempo ajustarse a ellos). La probabilidad de depresión asociada al parto aumenta entre 3 y 5 veces si existen antecedentes depresivos.
Ya hemos visto que el riesgo aumenta mucho si hay trastornos mentales presentes, entonces….
¿Y en las personas que ya padecían un trastorno mental, que ocurre?
Las estadísticas indican que estas personas están en mayor riesgo de sufrir problemas mentales, que se agraven los existentes o que reaparezcan trastornos que habían remitido. Además una preocupación añadida para estas personas es que la medicación para los trastornos mentales puede estar contraindicada en el embarazo y afectar a la salud del feto.
En cuanto al trastorno en sí, éste no suele variar mucho. Puede que algunos síntomas se centren más en temática relacionada con el embarazo, pero por lo demás serán similares a cómo eran antes del embarazo.
A veces los problemas relacionados con el embarazo pueden confundirse con los síntomas de enfermedad mental. Por ejemplo: el sueño interrumpido y una falta de energía son ambos comunes durante el embarazo y la depresión. Por ello se debe acudir a especialistas antes de precipitarnos a conclusiones o alarmarnos.
Las preocupaciones más frecuentes durante el embarazo que pueden agravar o influir en algunos trastornos mentales son:
- Los cambios sobre su papel en el futuro (convertirse en madre, dejar de trabajar)
- Los cambios en las relaciones con las personas
- La preguntas que uno se hace sobre si va a ser un buen padre o no
- El temor a que pudiera haber problemas con el embarazo o con el bebé
- El temor de dar a luz, al dolor
- La falta de apoyo o el miedo a encontrarse sola.
Estas preocupaciones son sanas y normales, pero pueden magnificarse exageradamente y desembocar en trastornos en personas con una vulnerabilidad latente. Es decir, si una persona es anoréxica, es obvio que la ganancia de peso en el embarazo le influirá mucho más que a otra persona. Si alguien tiene un trastorno de ansiedad, las preocupaciones y miedos se magnificarán exageradamente, etc.
¿Cuándo debo acudir al médico?
Aunque la persona ya esté bien (se haya recuperado completamente de un trastorno mental antes de quedarse embarazada) debe ir a su servicio de salud de todas formas. Esto se debe a que tiene un riesgo más alto que otras madres sin antecedentes mentales. En concreto los factores que aumentan el riesgo son:
- Antecedentes (o presencia) de enfermedad mental seria como la esquizofrenia, el trastorno bipolar, el trastorno esquizo-afectivo o una depresión severa.
- Haber recibido algún tratamiento de los servicios sociales mentales.
- Haber padecido una psicosis postparto o una depresión postparto severa anteriormente.
- Padece o haber padecido un trastorno de ansiedad severo como el Trastorno Obsesivo Compulsivo (trastorno de especial riesgo y susceptibilidad durante el embarazo como ya se dijo en otro artículo anterior de Medciencia).
- Haber padecido algún trastorno alimentario (anorexia o bulimia).
- Haber antecedentes en la familiar de trastornos durante el parto o simplemente de partos complicados, dificultades fetales, etc…
Todos estos factores son predictores de riesgo para trastornos mentales pre y post parto.
Es importante obtener la opinión de un especialista aunque se encuentre bien durante el embarazo. Las mujeres que han padecido estas enfermedades corren un riesgo alto de enfermarse antes Y después de dar a luz.
Es muy importante no dejar de tomar la medicación de repente, a menos que el médico lo indique. Dejar el tratamiento de repente puede conducir a una recaída más rápida y puede igualmente tener efectos secundarios. A veces es preferible seguir con la medicación durante el embarazo. Nunca hay que dejar la medicación de golpe sin contactar primero con un médico.
¿De qué tratamientos se dispone para los problemas de salud mental durante el embarazo?
Existen tratamientos farmacológicos pero un elemento a tener en cuenta durante el embarazo es que ciertos medicamentos (casi todos) suponen un riesgo elevado de malformación fetal, problemas perinatales o retrasos del crecimiento. El litio, así como las benzodiacepinas, los antidepresivos tricíclicos, los neurolépticos, opiáceos, alcohol y otras drogas están contraindicados. Aún así la decisión se debe tomar conjuntamente con un médico como ya hemos dicho.
Tras el parto, además, la mayoría de sustancias químicas que hemos comentado se filtran a la leche materna por lo que también pueden llegar al bebé cuando se le amamanta. Se debe tener en cuenta el balance costes-beneficios, pero siempre se puede optar por no dar el pecho.
¿Qué podría suceder si la madre sufre un trastorno mental durante el embarazo y no recibe ayuda?
- Puede que no se cuide lo suficientemente.
- Puede que no asista a las citas que tiene con el médico. Esto significa que puede no estar recibiendo la asistencia que requiere.
- Es más probable que las personas que toman drogas o alcohol, los tomen mas cuando estén enfermas.
- Necesitará de una mayor dosis de medicación posteriormente si la enfermedad se agrava. A veces puede que necesite de dos o más medicaciones para curar una recaída. Esto puede ser más arriesgado para el bebé no nacido que si se tomara una dosis estándar de medicación a lo largo del embarazo.
- Puede que necesite asistencia médica.
- Puede que esté indispuesta cuando nace el bebé y no pueda cuidarlo debidamente.
Si su enfermedad se queda sin tratamiento, esto puede ser más dañino para el bebé que el efecto de la medicación. La enfermedad mental no tratada también puede afectar al desarrollo del bebé con posterioridad.
¿Y las terapias psicológicas?
Para algunas mujeres son más recomendables que la medicación, en mi opinión lo son para todas (en casi todos los casos de hecho, menos aquellos que por su grave severidad requieran una combinación con medicación).
El tipo de terapia dependerá del tipo de trastorno que se presente, las preferencias de la madre y los requisitos de la situación. Pueden evitarse terapias que trabajen con exposición a situaciones estresantes o que sean muy intensivas pues sabemos que la ansiedad psicológica puede alterar el balance de neurotransmisores (sustancias químicas) del cuerpo de la madre y así afectar al feto. Pero vamos, por lo demás, no presentan ninguna contraindicación ni efectos secundarios. Además los aprendizajes se generalizan a nuevas situaciones, dotan a la persona de estrategias para manejarse sola y le aportan herramientas para el día a día. Mientras que la medicación solo funciona mientras se toma, el tratamiento psicológico se interioriza y sigue siendo efectivo tras terminar las sesiones con el terapeuta.
Esta información ha sido obtenida y puede ser ampliada para aquel que esté interesado en:
Antenatal and postnatal mental health: clinical management and service guidance. (La salud ante-natal y post-natal y orientación sobre servicios) National Institute for Clinical Excellence: NICE Clinical Guideline 45 (2007). National Institute for Clinical Excellence: Londres.
El NICE dispone de página web (está dirigido más bien a profesionales pero puede ser muy útil para una profundización).