Si existe alguna pieza del rompecabezas que forma nuestro organismo que nos sigue sorprendiendo es nuestro cerebro. La neurociencia ha desentrañado muchos misterios que giraban en torno a la ciencia de las emociones, la memoria, e incluso el amor. Gracias a diferentes estudios en este campo, los investigadores encontraron que existían ciertas áreas en el cerebro que se activaban de forma inusual cuándo las personas “descansaban”.
Recientemente, un estudio de la UCLA ha encontrado que en momentos de reposo, nuestro cerebro se prepara para ‘ser social’.
Cerebro y sociedad
En el estudio, llevado a cabo por el profesor Matthew Lieberman, participó un grupo de personas a las que se les estableció un criterio mientras observaban imágenes. Estos criterios podían ser sociales, o no. Los investigadores encontraron que era posible predecir a que velocidad responderían las personas a los criterios sociales, en base a una determinada área del cerebro.
El cerebro tiene un complejo sistema que parece estar diseñado para prepararnos para situaciones sociales. – cuenta Lieberman
El área crítica del cerebro, que tiende a activarse cuando no estamos ‘haciendo nada’, es la corteza prefrontal dorsomedial. Este área nos prepara para responder a la actitud social de la gente que nos rodea; sus sentimientos, preocupaciones y metas.
Para que os hagáis una idea, un ejemplo actual es el momento en el que nos desplazamos desinteresadamente por el timeline de twitter, leyendo lo que los demás quieren decir. El proceso no es sencillo; nuestro cerebro está intentando dejar espacio para empezar a pensar en el resto de mentes, apaga conexiones para encender otras.
Vida en sociedad
Desde seres tan sencillos como las bacterias, deciden establecer una unión con otros individuos, en su caso por ejemplo formando biofilms para facilitar el intercambio de nutrientes y la seguridad de la colonia, hasta seres más complejos como el lobo, que caza en manada y hostiga a su presa, para luego compartir el botín.
Nuestro ser social también determina nuestro ser biológico. Sentimientos como la depresión o la felicidad desencadenan en nuestro organismo la síntesis de un determinado grupo de hormonas que provocarán cambios en nuestro organismo, y por lo tanto, estarán íntimamente relacionados con nuestra conducta y experiencia social.
Este estudio concluye de forma determinante que a partir de un estimulo independiente de la actividad cerebral, aparece una actividad cerebral funcional que se refleja en la capacidad social. Pero una cosa debemos de tener clara, tener la mente en blanco no siempre nos va a ayudar a comprender mejor a los demás, pues nos puede ocasionar alguna riña en el colegio, una queja en el trabajo, o una discusión en la pareja.
Fuente | MIT Journal